Foroglio, el pueblo más pintoresco de Ticino

Hay lugares que parecen haber salido de un cuento de hadas y exactamente así es Foroglio, un pequeño pueblo con encanto que puedes encontrar en el corazón del Cantón de Ticino, en Suiza. Es fácil que no hayas oído nunca hablar de él, ya que yo no supe de su existencia hasta el mes pasado y fue gracias a empezar un proyecto en la capital de Ticino, Bellinzona.

Viajamos hasta allí y tuvimos la suerte de tener algunos días para poder explorar toda la región. Encontramos varias sorpresas, sobre todo los valles de Bavona y Verzasca. Fue en el valle de Bavona donde encontramos esta maravilla que ya había conocido buscando las fotos más famosas de Ticino en Instagram. Sin embargo lo que había visto en foto se vio mil veces superado por lo que sentí al verlo en persona.

Nuestra visita al pueblo de Foroglio

Visitamos el valle de Bavona a última hora de la tarde. Nosotros íbamos en busca de Foroglio por ser el pueblo más famoso del valle aunque sinceramente te diré que deberíamos haberle dedicado más horas a todo el valle. Es un lugar para ser disfrutado con calma, conociendo y paseando por sus pueblos, disfrutando de sus paisajes, bosques y cascadas.

Íbamos algo agobiados porque no sabíamos si llegaríamos o no con luz de día a Foroglio y sentimos gran alegría al ver desde el coche aparecer esta cascada. Estaba segura de que sería la Cascada de Foroglio.

Efectivamente unos segundos más adelante encontramos el parking de Foroglio, que es gratuito por cierto y donde curiosamente estábamos solos. Parecía increíble que tuviéramos este lugar tan bonito para nosotros solos. Al bajar del coche nos encontramos con esta vista tan bonita del pueblo de Foroglio con sus antiguas casas de piedra.

Un pequeño puente sobre el río Bavona nos permitía el acceso a Foroglio.

Cruzamos el puente y nos encontramos con una estampa fabulosa de la cascada, aunque a decir verdad mis ojos no sabían adónde prestar atención. Por un lado mi pasión por las cascadas me hacía fijar la mirada en la Cascada de Foroglio. Pero por el otro el pueblo de Foroglio era demasiado atractivo y adictivo. Por cierto eché mucho de menos el angular de mi cámara que decidí dejar en Madrid con el que creo que podría haber fotografiado todo el conjunto.

La Cascada de Foroglio cae desde la montaña a 108 metros de altura. Ni siquiera la neblina que se acumulaba en las cumbres altas de la montaña deslucía el paisaje. Imagino que con el cielo azul estará también espectacular, pero la neblina le daba su toque y aspecto fantasmagórico que luce más con los colores del otoño.

También nos gustó el río Bavona que aunque no llevaba demasiada agua ya que es más estilo riachuelo de montaña, sí que el agua estaba muy cristalina y con un color azul-verdoso muy bonito.

Lo que nos sorprendió fue encontrar un cartel con este aviso de peligro:
<< Si sube el agua, ¡huya! ¡Se le advierte que no se quede en el lecho del río! Las centrales hidroeléctricas pueden causar inundaciones repentinas en cualquier momento, incluso con buen tiempo >>

Nos adentramos en el pueblo de Foroglio y fue como retroceder en el tiempo. ¡Qué lugar tan pintoresco! Tiene pocas casas pero de cuento. Me encantó que todas ellas hayan mantenido el estilo histórico de las casas ticinesas de piedra con sus tejados rústicos. Muchas son del siglo XVI. Seguramente éste es el motivo por el que Foroglio tenga tanto encanto y sea uno de los lugares más auténticos y tradicionales de Ticino y de toda Suiza.

Las casas fueron construidas alrededor de su pequeña iglesia. La iglesia de la Virgen María es del siglo XV y su campanario marca la fisonomía de Foroglio. La iglesia estaba cerrada durante nuestra visita pero si tienes la suerte de encontrarla abierta podrás ver un tríptico de la escuela germánica y una pintura romana que representa la «Presentación de la Virgen en el Templo», ambos del siglo XVI.

Algo curioso de Foroglio es que no tiene corriente eléctrica, sino que tienen que hacer uso de placas solares y otras opciones.

Durante nuestro paseo entre las estrechas calles rodeadas de las casas de piedra nos llamó mucho la atención algunas construcciones que se parecían a los hórreos. Parece que también estaban destinadas a graneros.

Y quizás lo que más nos llamó la atención es que no vimos ni a una persona por el pueblo. Desconocemos si estaban ya dentro de sus casas cenando y preparándose para dormir, aunque fuesen sólo las 5 de la tarde, algo que al ser Suiza, otoño y horario de invierno, no parecía descabellado. O también podría ser que en realidad este pueblo no tenga habitantes y sólo los tenga en verano. En teoría el Restaurante La Froda estaba abierto, pero lo cierto es que nosotros lo encontramos cerrado, y también encontramos cerrado algún otro negocio orientado a turistas.

Lo que sí encontramos fue un anuncio en una de las casas que decía «casas de campo para alquilar». Te dejo los datos por si tuvieses interés en dormir en una de estas preciosas casas de Foroglio. La persona se llamaba Noemí Sartori y su e-mail era noemisartoris@gmail.com.

Nos resultó fascinante recorrer sus pocas calles y encontrarnos completamente solos, como si Foroglio fuera nuestro. Dimos varias vueltas entre sus calles y ya emprendimos camino de vuelta hacia el coche por las casas más cercanas al río, desde donde tuvimos otra fabulosa panorámica de la Cascada de Foroglio.

Por cierto, Foroglio es punto de partida de varias rutas de senderimos por el valle de Bavona y otros valles de Ticino.

Nosotros no realizamos ninguna ruta de senderismo por razones obvias de tiempo, pero sí nos adentramos en este bonito bosque tan otoñal.

Después regresamos al coche y emprendimos camino de vuelta por el valle de Bavona hasta nuestro alojamiento en Ascona.