Noche de picoteo en barra en restaurante Lavaca

Restaurante Lavaca

Cuando pisé por primera vez el restaurante Lavaca no imaginaba que en realidad este restaurante es una evolución de La Vaca Argentina, con una imagen renovada y mucho más moderna, y también con una carta ampliada a los sabores del mundo y no sólo a los sabores argentinos. Y aunque he de decir que a mí me gustaba bastante La Vaca Argentina, su transformación me ha parecido un gran acierto.

Una de las apuestas del nuevo restaurante Lavaca es la posibilidad de comer en barra, por un precio medio de 20 euros. Para dar a conocer sus nuevas propuestas, nos invitaron a una degustación en su restaurante de López de Hoyos 42, y encontramos una sorprendente carta «Picoteo de Lavaca», con gran variedad de platos para degustar en barra.

Degustación del picoteo en barra del restaurante Lavaca

Comenzamos la cena aprendiendo de vermús, jamás hubiese imaginado tantas diferencias en función de la marca y provincia a la que pertenece. Degustamos el vermú Zarro de Madrid y los vermús Miró Fusión y vermú Yzaguirre de Cataluña. La verdad que no soy capaz de elegir cuál me gustó más, porque todos tenían un sabor riquísimo.

También probamos cervezas artesanales, como la Casimiro Mahou. No tomamos vino, pero sí nos enseñaron una sorprendente máquina de nitrógeno que contenía vinos de los buenos. Esta máquina los protege del oxígeno y los conserva hasta tres meses.

Máquina de nitrógeno

Con vermú en mano, comenzó la degustación de platos con un tomate estilo caprese. Se trataba de un tomate relleno y que sin exagerar es el tomate más delicioso que he comido nunca. He de aclarar que a mí no me gusta el tomate, pero al tener tanto sabor el relleno, apenas sabía a tomate y me pareció una auténtica delicia.

Continuamos con un ceviche de salmón marinado con leche de tigre, que tenía una presentación muy curiosa. Y a continuación una alcachofa confitada sobre crema de foie, croquetas de rabo de toro y una mini-hamburguesa saludable. De estos platos mis favoritos el tomate y las croquetas.

La sorpresa de la noche llegó con un plato de callos, aunque no son los callos típicos que conozco de toda la vida, sino unos callos sólo de pata y morro, que parece ser es «la creme dela creme» de los callos.

En cuanto a carnes, degustamos tataki de solomillo y carnes traídas de Nebraska y Argentina. Me gustaron todas, pero si tuviera que elegir, me quedaría con el lomo bajo de Nebraska, por ser el más tierno y sabroso de todas las carnes que probé.

Para poner la guinda a esta fantástica cena, finalizamos con una tarta de queso, de la que algunos de mis compañeros de cena decían que era la mejor tarta de queso de todo Madrid. No conozco tantas para realizar esa afirmación, pero sin duda la tarta estaba espectacular, y ponía la guinda perfecta a esta fantástica velada en el restaurante Lavaca.

Tarta de queso