Sonogno, llegando al final del valle Verzasca

Nuestra ruta por el valle de Verzasca estaba siendo increíble. Ya habíamos visitado Corippo y Lavertezzo, diferentes y a cuál más espectacular. Ahora era el turno de otra de las joyas del cantón de Ticino: Sonogno.

Nuestra visita a Sonogno en el valle de Verzasca

Llegada y dónde aparcar en Sonogno

Sonogno es el último pueblo del valle Verzasca y es algo diferente a los anteriores. Aunque sigue estando rodeado de montañas, está en una zona llana y más amplia, de forma que no se siente tan recogido como los otros pueblos que ya habíamos visitado.

Sonogno

Con el coche puedes llegar hasta la entrada de Sonogno y justo a la derecha sale un amplio aparcamiento de pago. Dejamos allí el coche e intentamos pagar el aparcamiento en las máquinas automáticas, pero no lo conseguimos. No llegamos a saber si no se pagaba por ser otoño, si no entendíamos la máquina o simplemente no funcionaba. Lo cierto es que no conseguimos pagar ni poner el papelito en el cristal de nuestro coche, y parece que a las únicas dos personas que se encontraban allí les pasaba lo mismo. Así que al final fuimos a pasear por Sonogno sin pagar el aparcamiento, mirando cada tanto si aparecía algún vigilante o policía para multar, para ir corriendo a avisarle de nuestro problema antes de que nos pusiera la multa. Por suerte no apareció nadie, así que mucho mejor.

Llegando a Sonogno

El valle Verzasca en Sonogno

Ovejas en Sonogno

Nada más bajar del coche contemplamos las montañas cubiertas de nubes que se encontraban a nuestro alrededor y nos encontramos con este pequeño rebaño de ovejas, alguna de las cuales parecía mirarnos con muchísima curiosidad.

Las ovejas son de tal importancia en esta localidad que hasta en una de las casas de Sonogno existe la Casa de la Lana. En ella un grupo de mujeres trabajan la lana esquilada, cardan, hilan y tiñen la lana hasta convertirla en prendas de ropa típica rural, como son jerseys, chaquetas y bufandas.

Ovejas en Sonogno

Ovejas en Sonogno

Las casas de Sonogno

Al igual que en el resto de pueblos del valle Verzasca lo que más nos maravilló al pasear por sus calles fue contemplar la arquitectura de sus casas tradicionales. Estas casas de piedra cubiertas de pizarra negra desprenden verdadero encanto. Yo cuando veo este tipo de casas tan tradicionales siempre me imagino estando allí calentita al calor de la chimenea mientras en el exterior hay temperaturas bajo cero y nieva. Seguramente una imagen que se produce cada invierno en este rincón de Ticino.

Casas y torre de la Iglesia Santa Maria Lauretana

Casas de Sonogno

Ésta me pareció una de las casas más curiosas, con una escalinata irregular para llegar hasta la puerta de la casa. De verdad que no entendí por qué la puerta la habían colocado en una parte tan alta.

Casa

La diferencia que encontramos con Lavertezzo y sobre todo Corippo, es que las calles de Sonogno son bastante más amplias, y también hay algunas casas con otros estilos. Algunas de éstas son bastante grandes y claramente dedicadas al turismo, como casas rurales, tiendas y restaurantes.

Casas de Sonogno

Casas de Sonogno

Fuentes y adornos

Entre las calles de Sonogno también nos encontramos algunas fuentes y bonitos adornos de pequeñas esculturas.

Fuente en Sonogno

Adornos en las calles de Sonogno

Iglesia Santa Maria Lauretana

La torre-campanario de la Iglesia Santa Maria Lauretana es lo primero que ves al acercarte a Sonogno y es casi visible desde cualquier rincón del pueblo.

Torre de la Iglesia Santa Maria Lauretana

Me gustó que la iglesia se encontrara abierta. Es de estilo neoclásico y en el interior sus paredes están pintadas de amarillo y blanco, con una decoración muy modesta.

Altar de la Iglesia Santa Maria Lauretana

Cascada La Froda

Nuestra última visita en Sonogno fue su iglesia, pero aún nos quedó por visitar esta cascada que se encuentra en las afueras de Sonogno a 15-20 minutos a pie. Nosotros no la visitamos pero dicen que la Cascada de La Froda es muy bonita y recomendable. Nos queda pendiente para la próxima vez.

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wircky

Me llamo Cristina. Me apasiona la fotografía, viajar y escribir, así que en 2014 decidí combinar mis 3 aficiones, y surgió Los viajes de Wircky.

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