Dormir en una prisión en Lucerna: Hotel Barabas Luzern

Si alguna vez te has preguntado cómo es dormir en una celda, el hotel Barabas Luzern es tu lugar. Después de haber pasado algunas noches en él, lo recomiendo para todo aquél que desea probar algo diferente, y que le gusta dormir en edificios singulares, como me ocurre a mí. Es una experiencia que nunca olvidarás.

Mi experiencia en el Hotel Barabas Luzern

Localización

Una de las mejores cosas que tiene el Hotel Barabas Luzern es su localización. Está ubicado en pleno centro histórico, a menos de cinco minutos del ayuntamiento y de los puentes históricos de Lucerna. La estación de tren también se encuentra a sólo diez minutos, así que si llegas en tren, que es lo habitual, puedes ir hasta el hotel perfectamente a pie. Su dirección exacta es Löwengraben 18.

La historia del Hotel Barabas Luzern

Lo más singular del Hotel Barabas Luzern es que en el pasado fue una prisión. Previamente los presos eran encerrados en torres y monasterios, hasta que en 1862 abrió sus puertas la prisión de Lucerna, con 55 celdas, de las cuales 5 estaban reservadas para mujeres.

Funcionó como prisión hasta 1998, en que los reclusos fueron trasladados al nuevo centro penitenciario Grosshof Kriens, recién abierto a pocos kilómetros. El mayor motivo del cierre de la prisión fue la falta de seguridad, que sólo se podía dar en las celdas, lo que llevaba a dar incluso las comidas dentro de ellas, y no tener salas comunes. Por ese motivo los presos sólo tenían permitido pasear por el patio dos o tres veces al día, durante diez minutos y en silencio, y en grupos de dos o tres.

Cuando se cerró la prisión se descubrió una guillotina en el ático, que había sido utilizada por última vez en 1940 para la ejecución de un triple asesino en el cantón de Obwalden. Esta guillotina está expuesta en el Museo de Historia de Lucerna.

En 1999 abrió sus puertas el primer hotel prisión de Suiza, con el nombre de Loewengraben, y en lo que hoy es el salón abrió la discoteca Knascht. Años más tarde cerró, y en 2018 cambió de manos a un equipo de jóvenes gastrónomos y hoteleros que han dado un toque muy moderno al hotel, y lo han llamado Hotel Barabas Luzern. El edificio también alberga el restaurante japonés Izakaya Nozomi.

¿Por qué el nombre de Barabas?

El nombre del Hotel Barabas Luzern está dedicado a un artista de nombre Hugo Siegrist que firmaba sus obras como Barabas. Fue encarcelado en esta prisión durante tres meses en 1975 por objeción de conciencia, por negarse a realizar el servicio militar. Durante el tiempo que estuvo encarcelado ofreció al director de la prisión la oportunidad de utilizar su talento artístico para decorar las paredes, y pintó un fresco en una de las celdas con todo aquello que echaba de menos: mujeres, dinero, lujo, coches, vino. Lo puedes ver en la celda 121, que se utiliza hoy día como sala común, con un futbolín.

Frescos de Barabas

Cómo es el Hotel Barabas Luzern

Cuando ves el exterior del edificio comprendes la función que tuvo, especialmente por sus ventanas con rejas. Pero cuando accedes al interior te encuentras un ambiente muy moderno y juvenil. En la recepción hay algunos recuerdos de la prisión, como estas esposas. Y puedes realizar el check-in y el check-out tú mismo en una máquina que está a la entrada.

Esposas

Nuestra habitación se encontraba en la primera planta. Subimos las escaleras hasta el primer piso y allí nos encontramos con lo que fue el pasillo de la cárcel, ¡menuda impresión! De verdad que ahí sentías completamente que estabas en una prisión. Aunque por suerte estábamos allí libremente sólo para vivir la experiencia, y podíamos volver a nuestra libertad siempre que quisiéramos.

Pasillo de la cárcel del Hotel Barabas Luzern

Así eran las puertas de las habitaciones. Impresionantes.

Puertas de las celdas del Hotel Barabas Luzern

Cómo es dormir en una celda

Nuestra habitación era la 113. Cuando abrimos la puerta nos encontramos una estancia pequeña, algo que ya esperábamos, porque era una antigua celda que habían acondicionado como habitación de hotel. Tenía tres literas y aseo con ducha, y me impresionaron bastante tres cosas. La primera, el pequeño lavabo con aspecto antiguo, y muy de cárcel. La segunda, la pequeña y alta ventana con rejas, imposible para escapar. Y la tercera, que cuando por la noche cerramos la ventana y apagamos las luces, no entraba ni un minúsculo halo de luz. Parecía que la habitación estaba cerrada herméticamente.

Habitación celda del Hotel Barabas Luzern

Voy a confesar que tuve un punto de miedo, al principio, entre la oscuridad y mi amiga Kris, que no es nada miedosa, que empezó a imaginar historias, y qué delincuentes habrían dormido allí mismo años atrás. Pero sólo fue al comienzo. Lo bueno de estar de turismo es que sueles pasear bastante y llegas cansado, y enseguida cogí el sueño y dormí del tirón. Descansé fenomenal, y la segunda noche aún mejor, porque ya ni me impuso el hecho de estar durmiendo en una celda.

Solarium del Hotel Barabas Luzern

Cerca de nuestra habitación había una puerta que llevaba a lo que en su día fue el patio de la cárcel, y que se había reconvertido en un pequeño jardín con mesas y sillas para tomar algo, y un solarium con tumbonas.

Tumbonas en el solarium

Desayuno del Hotel Barabas Luzern

El desayuno tenía lugar en la zona del restaurante japonés, una sala muy moderna y agradable.

Sala del desayuno del Hotel Barabas Luzern

Consistía en un buffet de desayuno continental. Con embutidos, quesos, cereales, pan, tostadas, mantequilla, mermelada, fruta, yogures, nocilla, café, chocolate.

Desayuno del Hotel Barabas Luzern

Reel del Hotel Barabas Luzern

Para que veas un poco más en vivo cómo es el Hotel Barabas Luzern, te dejo este reel:

¿Qué te ha parecido el Hotel Barabas Luzern, dormirías en él?

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wircky

Me llamo Cristina. Me apasiona la fotografía, viajar y escribir, así que en 2014 decidí combinar mis 3 aficiones, y surgió Los viajes de Wircky.

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