Museo Torre del Vino de Socuéllamos
El Museo Torre del Vino de Socuéllamos es una de las visitas imprescindibles que debes realizar en esta ciudad. Te encontrarás con un museo muy moderno, tecnológico y sorprendente que realiza un homenaje al vino, una bebida que ya desde la antigüedad se ha relacionado siempre con la fiesta, la reunión y la religión. Junto a otro que hay en Valdepeñas, conforman los dos únicos museos del vino de Castilla La Mancha, algo de gran importancia dentro de lo que es el mayor viñedo del mundo.
El museo ofrece una experiencia didáctica, lúdica e interactiva, jugando con nuestros cincos sentidos, y todo lo que conoces a lo largo de su recorrido, hace que este museo sea único. ¿Quieres saber todo lo que puedes encontrar en el Museo Torre del Vino de Socuéllamos?
Datos prácticos del Museo Torre del Vino de Socuéllamos
Dónde está el Museo Torre del Vino
Para visitar el Museo Torre del Vino debes viajar hasta Socuéllamos, una localidad que forma parte de la Ruta del Vino de La Mancha. Dentro de ella, debes ir hasta la calle Ferial, y allí encontrarás el museo, que por cierto está situado en un edificio histórico, la antigua y primera estación de ferrocarril.
Localización del Museo Torre del Vino de Socuéllamos
Horario del Museo Torre del Vino de Socuéllamos
El horario del Museo Torre del Vino es:
- De miércoles a sábado: abre en horario de mañana de 10:00 a 13:30, y en horario de tarde de 17:00 a 20:00 de octubre a abril, y de 18:00 a 21:00 de mayo a septiembre.
- Los domingos y festivos sólo abre por las mañanas, de 10:00 a 14:00.
- Los lunes y martes el museo permanece cerrado
Precio de la entrada del Museo Torre del Vino de Socuéllamos
El precio del Museo Torre del Vino son tres euros para la entrada general. Los residentes de Socuéllamos sólo pagan un euro, y también hay descuentos para grupos.
Duración de la visita
Una hora.
Qué ver en el Museo Torre del Vino de Socuéllamos
Edificio
Al llegar al Museo Torre del Vino, lo primero que debemos contemplar es su edificio histórico. Fue la primera estación de ferrocarril de Socuéllamos, con gran importancia en la historia y evolución de la ciudad. De la antigua estación aún se conservan las ventanas y la puerta. El ferrocarril tuvo mucho que ver en la distribución del vino a partir de la Revolución Industrial. Por el bulevar pasaba el tren, y además había algunos ramales que acercaban el vino a las bodegas de Socuéllamos.
Escultura “La Ofrenda del Vino” de Fidel Fernández
A la entrada del recinto del museo nos recibe una escultura de acero corten de más de dos metros de altura titulada “La Ofrenda del Vino”, obra de de Fidel Fernández. Representa un homenaje al campesino y cultivador de vides.
Torre mirador
Si hay algo que nunca olvidarás del Museo Torre del Vino de Socuéllamos será su torre-mirador. Será lo primero que verás cuando te acerques hasta el museo, y lo que siempre recordarás, porque lo verás desde muchos puntos de la ciudad. Además, lo mejor de todo, es que puedes llegar hasta su parte más alta y disfrutar de sus vistas.
Puedes elegir subir sus once plantas a pie o en ascensor panorámico. Nosotras subimos en ascensor, y bajamos andando. Cuando llegas arriba comprendes por qué se dice del Museo Torre del Vino que es el mayor balcón de La Mancha. Y es que desde sus 42 metros de altura tienes vistas de todo Socuéllamos y de la llanura manchega hasta donde llega la vista. Unos paneles informativos te indican cada uno de los lugares de interés que puedes visualizar desde la torre.
Como bajamos andando, nos fuimos encontrando con exposiciones en cada una de sus plantas, entre otras, fotografías muy curiosas e históricas. También en cada piso hay un monitor que reproduce un video con gentes de Socuéllamos recitando refranes populares con su acentazo. Algunos de los refranes eran muy graciosos, y nos hicieron reir.
Audiovisual con la historia de Socuéllamos
En la planta baja me encantó un audiovisual proyectado en el suelo de unos seis minutos de duración. Tan bonito, simpático e instructivo. Muy recomendable para conocer la historia de Socuéllamos, desde sus orígenes hasta nuestros días, y algunos de sus personajes más ilustres. Gracias a él me enteré de que Tomelloso se separó de Socuéllamos, pero antes estaban juntos. De verdad, muy recomendable. A mí me gustó tanto, que lo vi dos veces. Esta parte es una de mis favoritas, cuando llega el tren a Socuéllamos.
Algunos objetos históricos
Junto al audiovisual se exponen objetos históricos, algunos la mar de curiosos. Por ejemplo, la Carta Puebla de Socuéllamos del siglo XIII, una carta por la que se otorga el privilegio a la ciudad de que todo aquel que plantara un viñedo, estaría exento de pagar impuestos.
También un escrito que contiene la reproducción de la confirmación a la villa de Socuéllamos de ciertas mercedes, de marzo de 1527.
Además se expone una réplica de un ánfora romana, que fue uno de los primeros recipientes donde se almacenó el vino en Socuéllamos. Y también objetos del ajuar de Carmen Arias, benefactora de Socuéllamos y que dejó un gran legado con la donación de muchos objetos personales a la ciudad. Entre los que se exponen están estas vasijas de barro, unos jarrones de cerámica y una sopera de cerámica de Talavera.
Museo interactivo
Otra de las partes más originales y modernas del museo es la zona con audiovisuales y juegos interactivos. Por un lado se explica qué es el vino y todo su proceso, pasando por cada una de sus fases: empezando por la semilla, hasta el cultivo, vendimia, vinificación, elaboración y clasificación, producción y comercialización. De cada una de estas etapas tienes paneles informativos muy didácticos para convertirte en todo un experto.
Al final de esta sala tienes un juego muy divertido que consiste en simular que pisas uva muy muy rápido, y gana quien ha conseguido mayor cantidad de vino. Aunque este juego y en general toda la sala está pensada para acercar el vino a los niños, nosotras no nos pudimos resistir a probar el juego. Con 8,43 litros, ¡me coloqué la primera!
Sala de cata
En un museo del vino no podía faltar una sala de catas. La del Museo Torre del Vino es muy bonita, y busca resaltar el placer de los sentidos, ya que los cinco sentidos intervienen en la degustación del vino. Los evidentes son la vista, el olfato y el gusto. El tacto en el paladar. Y el sentido del oído también participa en una cata, por el sonido que produce el vino al descender por el cuello de la botella hasta la copa.
En esta zona me pareció espectacular la proyección que se realiza sobre una mesa de banquete que va mostrando los diferentes productos que puedes degustar en Socuéllamos, proyectados sobre los platos.
Recreación de una bodega
Para finalizar la visita puedes bajar a la planta sótano, donde encontrarás esta representación de una bodega típica de Socuéllamos.
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