Altea, la cúpula del Mediterraneo en Alicante
Altea era otro de esos pueblos de Alicante que tenía unas ganas locas de conocer. Había pasado por él con el coche en varias ocasiones, pero nunca habíamos parado, así que en este último viaje a Alicante Altea se convirtió en uno de nuestros grandes objetivos.
Y antes de contarte nuestro día en Altea, te voy a contar por qué me llamaba tanto la atención. Por un lado porque varios familiares de mi mejor amiga viven allí y toda la vida he estado escuchando hablar de Altea. Eso me llevó a curiosear más y lo que pensaba que era solamente un oasis playero al que mi amiga iba cada verano, resultó ser uno de los pueblos más bonitos de Alicante. Tanto es así, que supe que allí tienen casa en la actualidad los cantantes Sergio Dalma y Francisco, algo que entiendo y que me da una envidia enorme. Y no sólo eso, sino que Altea siempre ha sido considerado un refugio paradisiaco para artistas que se enamoran de ella, como Rafael Alberti o Vicente Blasco Ibáñez.
Nuestro día en Altea
Cómo llegar y dónde aparcar en Altea
Se puede viajar de Alicante a Altea por la autovía gratuita AP-7 en sólo 40 minutos, aunque nosotros no hicimos el viaje directo ya que primero fuimos a Villajoyosa, así que llegamos a Altea prácticamente para la hora de comer. Cuando estábamos pensando dónde poder aparcar, encontramos la señal del parking público La Estación en su carretera principal, la nacional N-332, precisamente junto a la estación de tren. Tiene capacidad para 80 coches, y lo más importante, es un parking gratuito. Si te encuentras este parking completo también tienes otros parkings tanto en la parte baja como en la parte alta, por ejemplo en la zona de la universidad me comentaron que suele haber sitio.
Nuestro paseo por Altea
Al entrar con el coche en Altea nos encontramos con esta estampa tan típica de los pueblos alicantinos y valencianos, las cúpulas azules, de las cuales me declaro fan absoluta. Además la de Altea es una una de las cúpulas más famosas de Alicante, y tanto es así que es conocida como la cúpula del Mediterráneo. Incluso dicen de ella que esta cúpula perteneciente a la Parroquia de Nuestra Señora del Consuelo es la cúpula más fotografiada del Mediterráneo. No sé si será la más fotografiada, pero desde luego al verla capta toda la atención y lo único que quieres es subir hasta ella.
Aparcamos y fue bastante fácil encontrar una calle que tuviera aspecto de ir hacia arriba. En menos de diez minutos habíamos llegado a la parte alta de Altea, pasando por el Portal Nou. No es una entrada especialmente bonita ni espectacular pero sí tiene importancia por ser la segunda de las dos puertas que aún se conservan en Altea, abierta en el siglo XVIII y también llamada Puerta del Mar.
Cerca de esta puerta encontramos el primer mirador de Altea, el Mirador Blanco, un mirador al mar Mediterráneo alicantino. Mirando a la izquierda encontramos vistas a la bahía y tejados de Altea, y la panorámica llega hasta el mítico Peñón de Ifach en Calpe, a sólo 14 kilómetros de Altea.
Mirando a la derecha, seguimos con la bahía y tejados de Altea, y más a lo lejos las casas de El Albir, el monte del Parque natural de la Sierra Helada, e incluso se puede diferenciar a 9 kilómetros el skyline de rascacielos de Benidorm.
Continuamos la subida a la parte más alta de Altea por la bonita calle de Santa Bárbara, con su escalinata, fachadas blancas, faroles de colores y ventanas con flores. En esta calle encontramos la fachada de la Casa Cervantes, edificio del siglo XX con elementos neomudéjares.
Me encantó pasear por esta calle, y si bonita es la vista de la calle hacia arriba, no lo es menos la vista que encontramos al echar la vista atrás, con la imagen al fondo del mar Mediterráneo.
La calle Santa Bárbara nos llevó hasta el punto más alto de Altea, la Plaza de la Iglesia, donde hizo aparición de nuevo la Iglesia del Consuelo. Me sorprendió por su tamaño, bastante enorme, aunque es cierto que me recuerda su aspecto a otras iglesias de Alicante. No se puede ver del todo bien en la foto porque tiene el problema que desde cerca es algo difícil de fotografiar bien.
El templo fue construido entre los años 1900 a 1910. El interior de la iglesia es muy amplio, bonito, en colores blanco y dorado, con salmón en las columnas del altar, y además se ve todo muy bien conservado.
Una vez hecha la vista a la iglesia, hicimos la parada para comer arroz a banda en el restaurante La Capella. Ya os contaré más detalles en otro artículo. Y tras la comida, continuamos nuestra visita entre las callejuelas blancas de Altea.
Junto a la Plaza de la Iglesia se encuentra otro de los mejores miradores de Altea, el Mirador de los Cronistas, con una vista muy similar al Mirador Blanco, pero desde más arriba.
Desde la Plaza de la Iglesia tomamos la calle San Miguel hasta el final, y además de tiendas y restaurantes esta calle nos regaló una nueva panorámica de la iglesia de Altea.
Al llegar al final de la calle regresamos por la calle San José, una calle con verdadero encanto.
Además de lo bonita que es la calle, al final ya cerca de la Plaza de la Iglesia, nos encontramos con esta estrechísima calle que salía a la derecha por la que se podía pasar muy justo.
Desde aquí ya regresamos a la parte baja de Altea, callejeando por otras calles estrechas y blancas y volviendo a pasar por algunos miradores. Ya en la parte baja caminamos por su paseo marítimo, viendo de nuevo el Peñón de Ifach. Por cierto me sorprendió ver piedras en la playa de Altea. Después me contaron que la playa de Altea siempre ha sido de piedras y en la última época habían creado una playa nueva de arena en la zona nueva. Estuvimos paseando casi al atardecer y antes de que fuera de noche emprendimos viaje hacia Alicante.
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