Trentemoult, el pueblo de casas de colores de Nantes
Una de las visitas que recuerdo con más cariño del viaje a Nantes es Trentemoult, un bonito pueblo de pescadores a orillas del Loira, caracterizado por sus preciosas casas de colores, que nos regaló una fabulosa mañana.
Algunos datos de Trentemoult
Dónde está Trentemoult
Trentemoult está ubicado a orillas del río Loira, muy cerca de la ciudad de Nantes, a sólo cinco minutos en barco. Pertenece al municipio de Rezé, dentro de la región de Nantes.
Cómo llegar a Trentemoult
Para viajar a Trentemoult debes coger un pequeño barco de la compañía naviera Navibus que hace de transbordador entre Nantes y Trentemoult. También puedes llegar a Trentemoult en autobús, aunque se tarda bastante más, por lo que no lo recomiendo.
Precio del barco a Trentemoult
El precio del billete sencillo es de 1,70 euros si lo compras en las taquillas de Navibus y de 2 euros si lo compras dentro del barco. Si haces la vuelta antes de una hora, es válido el mismo billete, pero si vas a tardar más tiempo debes comprar un billete para la ida y otro para la vuelta.
Horarios del barco a Trentemoult
El barco navega todos los días entre las 7:30 y las 19:50. Lo que debes tener en cuenta es sobre todo la última hora de salida desde Trentemoult, a 19:50, salvo que quieras quedarte a dormir allí.
Nuestra visita a Trentemoult
Siempre disfruto con los viajes en barco y también disfruté de éste en Nantes, a pesar de ser un viaje fugaz de sólo seis minutos. Trentemoult ya se veía desde la zona de atraque, son las casitas que vemos al fondo.
Mientras navegaba en el barco contemplando la costa del río Loira, llegué a pensar que sólo por esos instantes, ya me merecía la pena la visita a Trentemoult.
Lo único que no me gustó fue mirar hacia la parte trasera del transbordador, porque el río Loira tiene un color marrón, al menos en esta zona de Nantes, y durante la navegación el barco removía barro y más barro, y daba incluso un poco de asco. Para que veas que no exagero, te dejo una foto. Afortunadamente no olía mal.
Nuestra llegada a Trentemoult
Nada más bajar del barco nos encontramos con esta escultura que yo bauticé como «La cigala de Trentemoult».
Junto a ella había un precioso gato negro que no pude evitar fotografiar. Lo hice sin acercarme, pero aún así me vio y enseguida se escondió entre las plantas de la cigala.
Enfrente nos encontramos con una curiosa boutique de ropa vintage, L’heureux hasard, que según google significa feliz suerte. ¿Lo será? Entramos a conocer la tienda. El dueño muy amable, aunque la ropa no era de nuestro estilo.
Primeros pasos por Trentemoult
Nos encontramos con un cartel de un mapa pintado de Trentemoult donde pudimos ver que el pueblo era verdaderamente pequeño, por lo tanto no requería mucha organización para realizar la visita. Así que decimos deambular sin un camino definido, buscando sorprendernos.
Continuamos algunos metros por la ribera del río Loira hasta que llegamos a una calle que nos pareció especialmente bonita y nos adentramos por ella. Aquí comenzó nuestro disfrute de Trentemoult entre calles estrechas y coloridas, con plantas que caían por ellas y algunas mesas. Estas cuatro personas son los únicos turistas que encontramos en todo Trentemoult. Suponemos que en verano habría muchos más, pero como era un lunes de octubre, estábamos prácticamente solos.
Mis rincones favoritos de Trentemoult
Mi amiga y yo disfrutamos muchísimo paseando por las calles de Trentemoult. Disfrutamos de las casas de colores, de las flores, de simpáticos grafitis que dibujaban animales. Había tantos rincones preciosos que darían para un libro de fotografía.
Si tuviese que elegir entre mis rincones favoritos de Trentemoult, el primero sería esta placita. Me pareció súper original la combinación de la casa en varias tonalidades azules junto a una casa verde y otra más añil.
Además, todo lleno de plantas y una preciosísima gata blanca que «se hizo mi amiga». Creo que era una gata casera, porque se la veía muy bien cuidada, muy limpia y confiada. En cuanto la llamé, me vino siguiendo por varias calles hasta que parece que decidió no alejarse más de su hogar. Era tan bonita. Y no pude evitar acordarme de mis gatitas.
Otro lugar bonito y curioso fue esta casa de ventanas rojas y amarillas, con unas escaleras de entrada cubiertas de vegetacion, y una pequeña palmera.
Y éste es el que me pareció el lugar más curioso de Trentemoult. Un banco con una mesa que tenía por dibujo la señal de prohibido aparcar. Te podías sentar para descansar del paseo o simplemente para contemplar esta calle de Trentemoult. En un letrero rezaba la inscripción: << Un banco, una mesa para todos, mejor que un coche. O sólo para cargar o descargar en una cena corta >>
Y otra de las cosas curiosas y muy bonitas de Trentemoult eran los grafitis de animales que encontrábamos entre sus calles. Me pareció realmente curioso y simpático este grafiti en un buzón.
Nuestros últimos pasos por Trentemoult
Revisamos si pudiera haber algo importante por ver que aún no hubiésemos visto, y nos faltaba el péndulo de Trentemoult. El nombre exacto es péndulo Roman Signer y se trata de un péndulo de siete metros que está oscilando continuamente. Te diré que es algo típico y curioso que ver en Trentemoult, aunque algo feucho. El péndulo fue una propuesta cultural del arte urbano en Nantes y está colgando de una antigua fábrica de cemento. De ahí que no sea muy bello estéticamente hablando.
Después de ver el péndulo tomamos el camino de regreso hacia el barco y lo rebasamos para llegar hasta la zona del pequeño puerto donde había algunas barcas amarradas y también algunos restaurantes. Estuvimos evaluando si comer o no comer en Trentemoult, y al final decidimos que no. Así que regresamos a Nantes, haciendo nuestras últimas fotos de Trentemoult desde el barco.