Qué ver en Tetuán, la paloma blanca de Marruecos

Nunca pensé que la primera ciudad que iba a conocer de Marruecos se llamaría Tetuán, un nombre que siempre había asociado con la parada de metro de línea 1, o la calle donde dicen que se venden los mejores buñuelos de bacalao en Madrid. La elegimos buscando vuelos baratos a Marruecos; apareció un vuelo a 34 euros que fue imposible de rechazar, incluso aunque fuese con Ryanair, y no nos lo pensamos. Mi amiga Kris y yo nos planificamos para ir juntas a Marruecos por primera vez. Esto fue en abril del año pasado, y quedamos tan encantadas que en septiembre repetimos, pero esta vez a Essaouira.

Dicen de Tetuán que no tiene el glamour ni monumentalidad de Marrakech, Meknes o Fez, pero sí merece la pena conocerla. Y si viajas a ella, tienes que escaparte al menos un día a la preciosa y cercana ciudad azul de Marruecos. Te dejo mi artículo de las cinco calles más bonitas de Chefchaouen, que no te debes perder.

Qué ver en Tetuán

Las calles de colores

Recuerdo los primeros pasos recorriendo la medina de Tetuán, que quedé fascinada antes sus preciosas calles de colores, principalmente en verde turquesa y azul, y alguna morada. Fueron las verdes las que más me cautivaron. Aunque las azules también lo son, aunque no tanto como las de Chefchaouen.

Para encontrar algunas de estas calles verdes de Tetuán que tanto me fascinaron, es suficiente con ir paseando por la calle Rue Abdellatif Medouri. Observando los callejones que aparecen a uno y otro lado, encontrarás muchas sorpesas. En el barrio de la judería también tienes algunas calles verdes muy bonitas, como en Rue Akka.

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La hospitalidad de la gente de Tetuán

Más que ver, esto es de sentir, y es que si vas a Tetuán, tienes que disfrutar de la hospitalidad y amabilidad de su gente. Nosotras tuvimos especialmente suerte, porque llegamos una tarde de Ramadán, y se sentían felices y con ganas de compartir la que era su primera comida del día. Varias mujeres en el mercado nos invitaron a cenar, ante nuestra estupefacción, y finalmente terminamos aceptando el ofrecimiento de una familia que salió con unos cuencos de sopa mientras nos hacíamos fotos precisamente en una de las calles verdes. Terminamos compartiendo su comida Iftar, su almuerzo de ramadán sobre las ocho de la noche, que consistía en la sopa; fritos con gambas, queso y verduras; dátiles y dulces entre los que debo destacar unos pestiños de fábula, y más dulces que los que yo conozco.

Cena con una familia de Tetuán

Caminar por la medina

Medina es el nombre que se da a la ciudad antigua en el mundo árabe. La medina de Tetuán fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997 y tiene varias puertas por las que entrar y perderse. Como fue la primera medina de Marruecos que conocí, me resultó asombrosa, y todo en ella me llamó la atención. Al principio me resultó agobiante caminar entre sus estrechos y laberínticos callejones llenos de puestos de comida, artesanía, ropa de segunda mano, y de todo lo que se te ocurra; con mucha mezcla de olores, sonidos, gente, caos, y gatos entre los puestos.

Mi amiga que sí conocía otras medinas de ciudades más turísticas como Marrakech o Fez, sí me dijo que le gustó más ésta porque aquellas otras estaban muy orientadas a los turistas, y era muy agobiante, y en cambio en el zoco de Tetuán compran los locales y tiene pocos turistas.

Zoco de Tetuán

Place Feddan

Para mí sin duda la plaza más bonita de Tetuán. Amplia, limpia, luminosa. Me resultó muy agradable para pasear. Allí entendí por qué a Tetuán la llaman la paloma blanca de Marruecos, y es que desde ella puedes ver sus casas escalonadas y encaladas sobre la ladera. La plaza acoge el parque Feddan y algunos templetes de estilo andalusí y otros edificios también blancos, combinados con tejado del color sagrado del Islam, verde, una combinación fabulosa.

Place Feddan de Tetuán

Kasbah

En la parte alta de la ciudad se sitúa la Kasbah de Al-Mandri, que es la fortaleza de Tetuán, y que fue construida por el líder granadino Ali Al-Mandri durante su reinado entre 1493 y 1504. Y es que esta ciudad tiene pasado español, y fue la antigua capital del protectorado español de Marruecos.

Aunque no pudimos visitar el interior de la kasbah porque estaba en rehabilitación, sí pudimos ver sus torres y ventanas de aspecto andalusí. Mereció la pena subir hasta ella entre preciosas calles azuladas, y contemplar la ciudad desde su parte más alta.

Kasbah de Tetuán

La judería

El barrio de la judería también merece un paseo pausado entre sus calles estrechas y organizadas por oficios. Fue muy curioso asomarnos por las puertas en las que estaban trabajando los sastres, los zapateros, los joyeros, o los pasteleros. Incluso hablamos con varios sastres, que estaban encantados de enseñarnos sus telares y explicarnos cómo trabajaban.

En el barrio judío de Tetuán puedes visitar la sinagoga Isaac Bengualid, construida a principios del siglo XIX. Se puede visitar, aunque nosotros la encontramos cerrada por la Pascua Judía, que finaliza más tarde que nuestra Semana Santa.

Judería de Tetuán

Dormir en un riad

Si vas a Marruecos, tienes que dormir en un riad, que es el alojamiento típico marroquí. Suelen estar dentro de la medina, con un patio central con jardín y fuentes, alrededor del cual se organizan las diferentes estancias. Los hay más sencillos y más lujosos, pero todos coinciden en una decoración cuidada y muchísimo encanto. Algunos de ellos también funcionan como restaurantes, como el Blanco Riad o el Reducto, en los que cenamos.

Blanco Riad de Tetuán

Las pastelerías

Probar los dulces marroquíes es una de las cosas que más disfruté en Tetuán. Encuentras muchos dulces en los puestos del zoco, aunque mi lugar favorito fue la Pastelería Primero, donde compramos unos snacks de fingers de queso riquísimos, y lo mejor, unos triángulos de hojaldre con queso por dentro y miel por fuera, que es posiblemente lo más delicioso que comí en todo el viaje. Y además baratísimos, sólo 30 dirhams, que son unos 30 céntimos de euro.

Triángulos de queso y miel

Palacio Lebbadi

Para mí, el palacio más bonito de Tetuán. Es un edificio el siglo XVIII muy bien conservado, y que además se puede visitar. La entrada se realiza por un bello pasillo con columnas y elementos ornamentales, que da acceso al patio con vistas a una fuente. Cada rinconcito me resultó precioso y armónico. Hoy día alberga fiestas, eventos, bodas, bautizos. Cuando lo visitamos, se había convertido en tienda de venta de preciosas alfombras y otros elementos artesanales.

Palacio Lebbadi de Tetuán

Place El Mechouar

Ésta es otra de las plazas bonitas de Tetuán, con un continuo ir y venir de sus gentes. Amplia, con una fuente rodeada de palmeras, azulejos verdes y blancos, y elegantes edificios blancos. Uno de ellos es el Palacio Real, un precioso edificio de estilo hispano-morisco en blanco y verde que casi tienes que intuir porque lo ves desde la lejanía de su otro extremo de la plaza. O el llamado Edificio Portugués.

Place El Mechouar de Tetuán

Podría mencionar otros lugares de Tetuán, como son las mezquitas, tan imprescindibles en cualquier ciudad marroquí. Son bonitas, pero no está permitido visitar ninguna si no eres musulmán, entonces me dejaron con un sabor agridulce, porque sólo las puede ver desde el exterior. ¿Añadirías algún otro lugar que ver en Tetuán?

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wircky

Me llamo Cristina. Me apasiona la fotografía, viajar y escribir, así que en 2014 decidí combinar mis 3 aficiones, y surgió Los viajes de Wircky.

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