Paseo por Akureyri
Tras cruzar el puente sobre el fiordo Eyjafjördur llegamos a la gran ciudad de Akureyri, la segunda ciudad más importante de Islandia y llamada la capital del norte. Después de varios días pasando por valles, lagos, cascadas y grandes llanuras, nos resultaba extraño llegar a una ciudad, ciudad. Nos sentíamos de vuelta en la civilización, con puntualizaciones ya que si bien Akureyri es una ciudad muy grande no deja de respirarse un ambiente muy tranquilo que ya lo quisiera yo en Madrid.
Lo primero que vimos de Akureyri fue su puerto incluso antes de cruzar el puente desde la otra orilla del fiordo. Ya se destacaban algunos barquitos y sobre todo algunos barcos de crucero que hacían parada en esta ciudad. Era emocionante saber que este agua pertenecía al Océano Glaciar Ártico.
Barcos en el puerto de Akureyri
En el puerto encontramos algunas esculturas curiosas que hacen referencia siempre al mar. «La vela» de Jón Gunnar Árnason, el mismo escultor que creó «El viajero solar» en Reikiavik.
Y «El pescador».
Justo detrás de esta escultura encontrábamos un edificio circular muy bonito y moderno, el centro cultural HOF. Fue creado en 2010 para la música y otras artes escénicas, con auditorio de conferencias y salas de exposiciones. La oficina de turismo además se encuentra aquí así que aprovechamos para que nos contaran de la ciudad y de paso consultar sitios para comer. Nos recomendaron varios restaurantes entre ellos el Bautinn que fue el finalmente elegido.
Como ya eran más de las 2 de la tarde decidimos ir directos al restaurante. Estábamos a tan sólo 10 minutos a pie por las calles Strandgata y Hafnarstræti. Al entrar en esta segunda calle nos sorprendió muchísimo el ambiente animado con bastante gente por las calles e incluso músicos.
Hafnarstraeti es la calle principal de Akureyri donde lo mismo te encuentras unos músicos que unos trolls.
Hafnarstraeti también es la calle en la que vimos el mayor número de tiendas y restaurantes incluyendo el restaurante Bautinn en el que íbamos a comer.
Cuando íbamos a entrar al restaurante echamos la vista a la derecha y encontramos en alto la figura tan característica de la iglesia de Akureyri. Como vimos un río de gente hacia allí aprovechamos a entrar en la iglesia no fuese a estar cerrada después de comer. Encontramos un interior modesto con algunas vidrieras y esculturas y la maqueta de un barco.
Escalinata hacia la Iglesia de Akureyri
Vista la iglesia ya ahora sí fuimos al restaurante Bautinn donde probamos nada más y nada menos que carne de ballena. ¿Si digo que no me gustó quedo muy mal…? Me pareció que tenía una consistencia como muy blanda y la verdad que me dio un poco de asco.
Tras esta curiosa comida continuamos nuestro paseo por Akureyri esta vez paralelos al fiordo Eyjafjördur, ¡vaya vistas!
Encontramos varios edificios importantes como son el museo del poeta Matthías Jochumsson y el teatro de Akureyri.
Museo del poeta Matthías Jochumsson
Al llegar a este punto nos adentramos por calles de Akureyri en sentido opuesto al fiordo y dirección al jardín botánico. Encontramos esta famosa escultura «Fuera de la ley» de Einar Jonsson además de los edificios del jardín botánico.
Escultura «Fuera de la ley» de Einar Jonsson
Junto al jardín botánico la piscina de Akureyri.
Y a partir de aquí comenzamos el camino de regreso hacia el puerto donde habíamos aparcado el coche no sin antes sorprendernos de encontrar un restaurante de tapas llamado nada más y nada menos que Goya. ¿Cómo sabrá el jamón y la tortilla en esta lejana ciudad de Akureyri?
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Parece que Islandia ha sido el destino del año!
Nosotros también lo creemos, lo que no sabemos es por qué este año y no el anterior… 😮