Laponia día 2: viaje de Helsinki a Rovaniemi y visita nocturna

Del centro de Helsinki al aeropuerto Helsinki-Vantaa

Hoy por fin era el día, ¡qué ganas! Habíamos decidido ir directos al aeropuerto porque el vuelo salía a 13:15 y se tardaba más de una hora en llegar. En un primer momento se nos había pasado por la cabeza levantarnos temprano para dar otro paseo por Helsinki, esta vez de día, pero rápidamente descartamos la idea. Hicimos un desayuno algo finlandés con zumo de plátano, piña y coco y una berlinesa, y partimos.

A las 10:20 estábamos saliendo del hotel y en el corto paseo hasta la estación de tren pude ver por primera vez Helsinki de día, ¡ya era hora! Lo que vi me gustó, nada que ver con aquel enero de 2005 en que conocí un Helsinki desierto y carente de vida.

En la estación de tren nos pusimos nerviosos porque no sabíamos cuál era el tren que iba al aeropuerto, y después de preguntar ya vimos que era bastante sencillo ya que en la pantalla además de decir destino «lentosaema» en finés (aeropuerto), incluso estaba dibujado el icono del avión.

Pantalla anuncio de trenes

Compramos el billete en las máquinas, 5 euros por persona, y fuimos directos a la vía anunciada. Normalmente anuncian 2 vías hacia el aeropuerto porque es un trayecto tipo circular. No hay mucha diferencia en coger uno u otro más allá de unos 5 minutos de diferencia. Nosotros cogimos el de la vía 7 por Tikkurila y el trayecto duró 27 minutos.

Máquinas compra billetes tren

Se nos pasó muy rápido y también la caminata de 800 metros hasta la terminal 2 que hicimos en un pis pas, imagino porque hacía mejor tiempo, porque ya sabíamos adónde íbamos y también influirían mucho las ganas de estar en el avión.

Itinerario de Helsinki a Rovaniemi

Éste era el itinerario que nos llevaría por fin a Laponia:

• Vuelo a Rovaniemi: vuelo Norwegian D85626, fecha 01.12.2015, salida 13:15 Helsinki (HEL – terminal 2), llegada 14:35 Rovaniemi (RVN)
• Autobús a Rovaniemi: autobús del aeropuerto de Helsinki al hotel en Rovaniemi

En el aeropuerto tuvimos que sacar nosotros solos las tarjetas de embarque ya que Norwegian sólo pone asistencia de una azafata, y también nosotros solos enviamos la maleta a la cinta transportadora y la vimos desaparecer. A ver dónde aparecía la maleta… Pasamos el control de equipaje y lo mejor de todo es que ni me hicieron quitar las botas ni pité, eso sí que era increíble.

Vuelo de Helsinki a Rovaniemi

Embarcamos en tiempo y se notaba mucha ilusión en el avión. Viajaban muchos niños y el piloto fue muy simpático al decir que este vuelo era especial porque nos llevaba a la ciudad de Santa Claus (Papa Noel). Los niños estaban fascinados, y algunos adultos también.

Embarcando en vuelo destino a Rovaniemi

Al circular el avión por la pista pude ver mejor que nunca la característica V de la torre de control de este aeropuerto Helsinki-Vantaa.

V del aeropuerto Vantaa

Durante el vuelo pudimos ver un bonito atardecer, aunque el mejor momento de todo el vuelo fue cuando 15 minutos antes de aterrizar, comenzamos a ver la nieve. Y eso que estábamos algo preocupados por si aún no había llegado la nieve suficiente, ya que según habíamos leído había comenzado a caer en Rovaniemi apenas 10 días antes. Si no hay nieve suficiente, hay excursiones que no puedes realizar. Nuestras dudas se habían disipado. ¡Y qué pedazo de paisajes se veían desde la ventanilla del avión!

Atardecer desde el avión a Rovaniemi

Nieve desde el avión

Llegada a Rovaniemi

Esta última parte del paisaje fue espectacular, y más aún cuando llegamos a Rovaniemi, todo tan blanco y destacando luces y lagos nevados en la distancia, realmente maravilloso. Aterrizamos en un Rovaniemi cubierto de un gran manto de nieve.

Aterrizaje con nieve

Al salir del avión nos encontramos el primer cartel de Papa Noel, de los muchos que hay por todo Rovaniemi. Nos anunciaba que nos encontrábamos en el aeropuerto oficial de Papa Noel.

Primer cartel de Santa Claus

Aeropuerto de la casa oficial de Santa Claus

El aeropuerto es muy pequeño y rápidamente llegamos a la cinta de recogida de equipaje. Fijaros que desde aquí ya se veía la puerta de salida. Por cierto me resultó la cinta de recogida de equipaje más bonita del mundo, llena de muñecos que representaban los animales que puedes encontrar en el bosque nevado lapón.

Cinta de recogida de equipaje

Al salir del aeropuerto nos encontramos con un bonito paisaje nevado en el que casi había anochecido y unos bonitos renos luminosos sobre la colina. La búsqueda de transporte hacia Rovaniemi fue un poco caótica. Había leído que había un autobús que salía con cada vuelo, pero no me lo imaginaba así. Intentamos buscar oficina de turismo y no había nadie, y al final algo despistados nos acercamos a un puesto donde se anunciaba «shuttle bus». Nos preguntaron a qué hotel íbamos y nos mandaron al segundo microbús que estaba estacionado. Había varios microbuses y el más original de todos ellos el rojo con Papa Noel dibujado que pertenecía al hotel del pueblo de Papa Noel.

Renos luminosos sobre la colina

Microbús al hotel de Papa Noel

Al subir al microbús ocupamos los últimos 2 asientos que quedaban. Nos resultó algo surrealista. El microbús tardó apenas 10 minutos en llegar a Rovaniemi, pero después empezó a dejar a la gente en sus hoteles. Yo creo que el microbús no tenía horario definido, sino que paraba en función de donde fuese la gente. Después de varias vueltas y de preguntar en cada parada si era nuestro hotel, por fin llegamos al que sería nuestro hotel durante las próximas 3 noches, el Original Sokos Hotel Vaakuna. Al bajar del autobús es cuando teníamos que pagar el billete, 7 euros por persona. Curiosamente al bajar del microbús lo primero que vimos fue el edificio de «Lapland safaris». Magnífico, porque era el punto de partida de nuestras excursiones.

Tarde en Rovaniemi

Al llegar al hotel continuamos viendo símbolos de Papa Noel con recepcionistas que llevaban gorros de Papa Noel. Me pregunto si irán así todo el año. Hicimos check-in sin problemas, hicimos lo mínimo y salimos a comer, ya que desde el desayuno no habíamos comido y ya eran más de las 4. Nos estábamos reservando para comer en el McDonald’s más nórdico del mundo, a sólo 5 minutos de nuestro hotel.

McDonalds más nórdico del mundo en Rovaniemi

Después de comer estuvimos paseando por Rovaniemi, comenzando por su calle principal Koskikatu, que nos daba la sensación de formar parte de un parque temático. Parecía una calle creada especialmente para disfrute de turistas.

Calle Koskikatu

En las calles de Rovaniemi lo mismo encontrabas un gran montón de nieve y algún niño jugando con un trineo, como encontrabas motos de nieve a modo exposición. Por cierto esta especie de cabaña junto a las motos de nieve era una kota, aunque en aquel momento aún no lo sabíamos.

Montón de nieve en calle Koskikatu

Motos de nieve y kota en calle Koskikatu

Al caminar por estas calles tenías que tener muchísimo cuidado de no resbalarte, ya que la nieve se había convertido en hielo y aunque en algunas zonas habían echado especie de piedrecitas negras, aún así resbalaba. Nosotros caminábamos realmente despacio y aún así pegamos varios resbalones. En un momento preguntamos a unas chicas dónde había un supermercado y nos animaron a seguirlas, ¡en qué hora! Nosotros con nuestras super botas para la nieve intentando seguir el ritmo y no caer, y ellas con sus botas normales y un ritmo de campeonato. Conseguimos no caernos y tuvimos un momento muy divertido lleno de risas.

Hicimos alguna compra y después continuamos paseando por Rovaniemi, Teníamos ganas de conocer su impresionante y famoso puente Jätkänkynttilä (Puente de la Vela del Leñador) sobre el río Kemi. El río estaba congelado por partes. Dentro de algunas semanas ya estaría totalmente congelado.

Puente Jätkänkynttilä

Continuamos paseando por la ribera del río, totalmente nevada, y llegamos hasta una iglesia muy chula que además estaba abierta, la iglesia luterana de Rovaniemi. Al entrar en la iglesia tuve el primer susto de este viaje con mi cámara. Fuera estábamos a -10 grados y la iglesia estaba bastante templada. Al ir a hacer una foto empecé a ver neblina en la lente, ¡la cámara se había condensado! Y mira que llevaba aprendido que no podía pasar de temperatura tan baja a un interior cálido, sino que había que hacerlo progresivo. Después en el momento de la verdad, no lo puse en práctica. Me asusté bastante la verdad. Dejé apagada la cámara durante bastantes minutos y poco a poco fue afortunadamente desapareciendo el vaho.

Iglesia luterana

Al salir de la iglesia fuimos directos hasta el hotel, y tan sólo pasamos por un par de esculturas, una de ellas como una especie de memorandum de la Guerra Mundial. Cenamos en la habitación del hotel, cargamos baterías, backup de fotos, y a dormir deseando que llegara el día siguiente: ¡nuestra primera excursión por Laponia!