Garachico, roque y piscinas naturales El Caletón
Garachico es uno de esos lugares que te llevas para siempre en el recuerdo, no me extraña que digan de él que es uno de los pueblos más bonitos de Tenerife. Lo que más me impresionó fue su mezcla de naturaleza impresionante junto a lugares de gran valor arquitectónico. Además me recordó muchísimo a una isla portuguesa, ya veréis por qué.
La localidad se encuentra en el norte de Tenerife, a tan sólo 7 kilómetros de Icod de los Vinos. El camino hasta allí ya hace que merezca la pena la visita por las vistas que nos deja de la costa tinerfeña. A menos de 2 kilómetros de Garachico, destaca una extensión de plataneras que pertenece a un barrio del municipio de Garachico, El Guincho.
En la entrada a Garachico destaca su pequeño y bonito puerto en el saliente Roque de Mantas, junto al que encontramos la ermita de San Roque. Y al fondo, a unos 300 metros de la costa, destaca un islote llamado Monumento Natural del Roque de Garachico. Aunque a simple vista no parezca tan grande, tiene 77 metros de altura y 5 hectáreas de superficie. El Roque de Garachico es una formación de origen volcánico formada por coladas de lava basálticas, que ha quedado aislada por el retroceso que ha sufrido la costa debido a la erosión marina. Aunque tiene poca vegetación, sí que es lugar de nidificación y refugio de algunas aves migratorias amenazadas.
Nosotros continuamos con el coche hasta la finalización del casco urbano, y en el saliente El infierno, casi el final de la localidad, encontramos un aparcamiento gratuito y bastante amplio. Nada más bajar del coche fue cuando me acordé de Mosteiros en Islas Azores. Fue porque estábamos rodeados de rocas de lava volcánica. Además, el Roque de Garachico me recordaba en cierta manera a las Islas de los Monasterios de Mosteiros.
Rocas de lava y Roque de Garachico
Además de las rocas volcánicas, en el saliente hay una antiguo muelle hoy ocupado por una escultura del japonés Kan Yasuda. Se trata de una escultura minimalista construida en mármol blanco de carrara y titulada «Tensei Tenmoku» (Puerta sin Puerta).
Enfrente de este muelle había otro saliente, La Puntilla, y además unos acantilados sobre los que se habían construido casas, algunas de ellas a alguna altura impresionante que casi parecían desafiar la gravedad.
Casas en acantilado de Garachico
Casa en Garachico al borde del acantilado
Bordeando la costa hacia el casco urbano, encontramos algunas de las panorámicas más bonitas de Tenerife, como ésta en la que se ven en primer término las rocas de lava y las piscinas naturales El Caletón, a izquierda el castillo de San Miguel con el Roque de Garachico al fondo, y a derecha la torre campanario de la iglesia de Santa Ana.
El castillo de San Miguel fue levantado en el siglo XVI para salvaguardar el puerto, al ser la actividad y tráfico de buques cada vez mayor en aquella época. Me resultó muy curioso ver el castillo tan rodeado de rocas volcánicas, y entre estas rocas unos caminos.
La curiosidad nos pudo y nos internamos entre esos caminos, que nos llevaron a unas piscinas naturales donde algunos valientes se estaban bañando y decían que el agua estaba deliciosa. Eran las piscinas naturales El Caletón. Esto de las piscinas naturales es algo muy curioso, al haberse situado las rocas volcánicas formando una especie de piscinas que se llenan con el agua del oleaje del mar. Ya habíamos visto piscinas naturales antes en Islas Azores, con la diferencia de que había fuerte oleaje y además algunas eran termales.
Baño en las piscinas naturales El Caletón
Continuamos bordeando la costa hasta que pasados unos minutos encontramos una calle principal que se internaba en el casco urbano y decidimos tomarla. Es la que nos llevó a la Plaza de la Libertad, donde se encuentra el ayuntamiento, el antiguo convento de San Francisco del siglo XVI y la bonita casa solariega la Quinta roja que hoy día funciona como casa rural.
En uno de los laterales de la plaza destaca nuevamente la torre de la iglesia matriz de Santa Ana, del siglo XVI. Por cierto, me llamó la atención que hubiese que pagar 1 euro para entrar a visitarla. La fachada principal mezcla elementos platerescos y renacentistas y en su interior destaca un gran número de capillas con retablos.
La calle por la que llegamos hasta la iglesia desembocó en la pequeña y bonita plaza Juan González de la Torre, conocida popularmente como plaza de la Pila o plaza de Abajo.
Plaza Juan González de la Torre
En un lateral de esta plaza se encuentra un jardín que alberga la Puerta de Tierra. Esto fue una sorpresa para mí, que me gustan tanto estas puertas antiguas. Fue la antigua puerta por la que durante el siglo XVI debían pasar todas las personas y mercancías que entraban o salían de Garachico. En nuestro caso significó la puerta de salida de Garachico, ya que a partir de aquí emprendimos camino de vuelta al coche para continuar hasta nuestra siguiente visita del día, la punta de Teno.
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