Fiordos noruegos: Oslo, parque Vigeland, Bygdøy, Holmenkollen
Día 2 de ruta por los fiordos noruegos
Visita panorámica a Oslo
Puerto de Oslo
En este segundo día del viaje a Noruega nos uniríamos a un grupo de más de 40 personas con los que pasaríamos los próximos 7 días viajando por este país nórdico. Tras el desayuno, nos recogió en nuestro hotel la guía y subimos al autocar con el que realizaríamos la visita panorámica a Oslo. A mí siempre me han hecho mucha gracia estas visitas panorámicas porque parece que ves todo, pero es tan sumamente rápido que en realidad no disfrutas de nada. Menos mal que ya habíamos paseado por la ciudad la tarde anterior…
Al menos en la panorámica se incluían algunas paradas. La primera, en el puerto de Oslo, donde volvimos a ver el Ayuntamiento, al que no pudimos acceder porque en domingo estaba cerrado, así que nos quedamos con muchísimas ganas de conocer el salón donde se entrega el premio Nobel de la Paz. En el puerto lo que sí nos pareció sensacional fue el buque escuela Christian Radich, a pesar de no poder subir a él, nos pareció que no le faltaba ni un detalle.
Buque escuela Christian Radich
Parque de Vigeland
Continuamos la visita a Oslo alejándonos del centro para llegar al parque de Vigeland, un sorprendente parque de esculturas de bronce y granito que simbolizan todas las fases del ciclo de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte. Tiene más de 200, entre ellas, una de las más graciosas, «El niño enojado», que parece se hizo famosa por ser la imagen de un anuncio de televisión que yo no llegué a recordar.
Entre las esculturas más famosas se encuentran un «Monolito», «La rueda de la vida» y un «Reloj de sol». Tienen esculturas de todos los gustos, algunas tan impresionantes con una anatomía detallada como ésta en la que se marcan hasta las venas de la mano, que no pude evitar me recordara en cierta manera al «David» de Miguel Angel.
Península Bygdøy
Y si el paseo por el parque Vigeland nos gustó, más aún nos deleitamos con nuestra visita a una península occidental de Oslo llamada Bygdøy. Conocimos la primera iglesia de madera vikinga, la iglesia de Gol, maravillosa, y eso que sólo la vimos desde el autocar, cosa que me dio una rabia terrible, pero así estaba organizado. Sí había parada afortunadamente en el museo de barcos vikingos, ¡qué maravilla sus 3 barcos vikingos! Me parecieron enormes y tan originales con esos curiosos extremos. Nunca había visto un barco vikingo de cerca, bueno ni de lejos, más allá de los dibujos de «Vicky el vikingo», ¡y los barcos eran igual!
Tras la visita a los barcos vikingos continuamos hasta el final de la península donde visitamos otros dos museos de exposición de barcos: el Museo de Fram y el Museo Kon-Tiki. Nos gustó más el primero de ellos, con un único barco, el navío Fram, no tan vistoso como los barcos vikingos pero sí con una historia igual o más impresionante llena de expediciones al Polo Norte, y además disfrutamos muchísimo esta visita porque pudimos incluso entrar dentro del barco.
Galería Nacional
Para finalizar la visita panorámica nos llevaron de vuelta al centro de Oslo donde visitamos la Galería Nacional. Ahora sí que pudimos entrar, no como la tarde anterior, y observar dos de los cuadros más famosos de Edvard Munch: «El grito» y «Madonna».
Holmenkollen
Por la tarde teníamos la tarde libre y la guía nos había recomendado realizar una visita a la zona montañosa de Holmenkollen, a la que se podía llegar fácilmente en tren, así que no lo dudamos. Allí nos recibió un imponente trampolín de saltos de esquí. Como era ya mayo, no estaba cubierto de nieve. Con la altura que tenía, resultaba de vértigo imaginarse a alguien tirándose por él. Nosotros pudimos subir sólo hasta la mitad más o menos del trampolín, desde donde además se tenía una fabulosa panorámica del fiordo de Oslo.
Trampolín de saltos de esquí de Holmenkollen
A pocos metros de allí, y como no podía ser de otra manera, internado en el bosque, encontramos el primer trol del viaje, Kollentrollet, simpática escultura con la que completamos nuestra tarde de fantasía.
Al regresar a Oslo aún nos dio tiempo a visitar la plaza Christiania, la fortaleza Akershus y la catedral de Oslo. Con esto finalizábamos nuestro segundo día de visitas por la capital noruega. Al día siguiente, abandonaríamos Oslo con destino al mundo de los fiordos noruegos.
La verdad es que Oslo me sorprendió para bien!
A mí también, me gustó muchísimo
Jaja! Es verdad que que los barcos del museo son igual que los de Vicky el vikingo…casi se ven como de dibujos animados, así es la mente! Me gustó mucho la foto de cabecera, la del barco escuela…
Lo que me hubiera gustado subir a este buque escuela, parece que sí sale a veces de paseo turístico, e imagino que será caríiiisimo. Y a un barco vikingo jeje