Día 1: Llegada a Peñaranda de Duero
Hoy viernes lo hemos cogido de vacaciones para comenzar nuestro fin de semana de enoturismo en Aranda de Duero. Como teníamos la primera actividad a las 5 de la tarde, queríamos estar ya por la zona a la hora de comer. Así que hemos salido de Madrid sobre las 11 de la mañana. Teníamos por delante 2 horas de camino.
El viaje ha transcurrido con mucha normalidad, prácticamente todo el camino por la autovía A-1. Así que ha sido bastante tranquilo porque aunque era viernes, como era temprano, aún no había tráfico en la carretera de Burgos. Hemos salido de la provincia de Madrid y entrado en la de Segovia. Pasando cerca de Riaza y Sepúlveda hemos recordado el fin de semana que tenemos aún pendiente en las hoces del Duratón. A la hora y media ya estábamos en Aranda de Duero.
Para llegar a Peñaranda de Duero abandonamos la autovía y atravesamos el centro de Aranda de Duero. Nos sorprendió esta ciudad, no la imaginábamos tan grande. Abandonamos Aranda de Duero y a partir de aquí entramos en una carretera autonómica con viñedos a ambos lados que nos acompañaron todo el camino prácticamente hasta que llegamos a Peñaranda de Duero a la 1 y media de la tarde.
En Peñaranda de Duero teníamos el alojamiento, una casa rural llamada Posada Ducal que tenía vistas a la plaza Mayor. Las primeras impresiones de esta villa y de la casa rural fueron buenísimas, aunque no queríamos dedicar mucho tiempo ahora porque teníamos que llegar a Pedrosa de Duero antes de las 5. Como no conocíamos la zona no sabíamos cuánto nos llevaría. Así que dejamos las maletas y nos fuimos pitando.
Al final Pedrosa de Duero estaba a tan sólo 50 minutos. Cuando estábamos a 10 minutos, en el pueblo anterior, Roa de Duero, paramos a comer. Había varios bares en los alrededores de la plaza. Terminamos comiendo en la cafetería la Ribera unas patatas bravas y unos callos que estaban riquísimos. A las 4 salimos del bar, hicimos algunas fotos de Roa de Duero y partimos hacia Pedrosa de Duero.
El camino tenía a ambos lados de la carretera viñedos con los nombres de las diferentes bodegas de la zona. En algunas de las vides vimos los carteles de Viña Pedrosa, la bodega de Pedrosa de Duero que íbamos a visitar. A 4 y media ya estábamos en las bodegas. Aunque llegamos antes de tiempo, no tardaron mucho en atendernos ya que parece ser que sólo nos esperaban a nosotros. La visita por las bodegas de Viña Pedrosa nos encantó y nos transportó durante más de 1 hora al mundo del vino, con cata incluida. ¡Aprendimos muchísimo!
Tras la visita a Viña Pedrosa, nos acercamos a Pedrosa de Duero, un pueblo pequeñísimo que casi tiene más bodegas que calles. Después regresamos a la casa rural de Peñaranda de Duero. Antes de cenar salimos a dar un paseo por este pueblo. Subimos hasta el castillo desde donde vimos atardecer sobre las 9 y media de la noche. Cuando regresamos a la plaza mayor ya era de noche. Recorrimos varias calles de Pedrosa de Duero buscando un restaurante para cenar, y finalmente terminamos con una cena deliciosa en la Posada Ducal.
Pingback: Fin de semana de enoturismo en Aranda de Duero – Los viajes de Wircky – México Posible