Ruta de Kaldidalur por carretera 550 de Islandia
Cuando meses atrás planificamos el trayecto desde Hraunfossar al hotel de Laugarvatn, lo habíamos planteado para circular por las nacionales. Pero al llegar el día y encontrarnos allí, nos atrajo la idea de coger una carretera interior. Tras nuestra experiencia de días anteriores, consideramos que sí seríamos capaces. Y aunque ni siquiera Google Maps nos mostraba esa opción, en nuestro mapa de carreteras sí se veía que podríamos atajar por la carretera 550.
La carretera 550
Algunos datos de esta ruta
La carretera 550 es conocida por el nombre de ruta de Kaldidalur o ( Kaldidalsvegur), y es la ruta de montaña más corta que atraviesa las «Tierras Altas» o “Highlands” de Islandia. Con sus 40 kilómetros, se considera un buen comienzo para adentrarse en el mundo de las carreteras F de Islandia.
El nombre de la ruta proviene del valle Kaldidalur por el que atraviesa, y significa «valle frío», ¿imaginas por qué? La ruta comienza en Pingvellir, dejando a la derecha el volcán Skjaldbreiður, hasta llegar a Húsafell. Está abierta aproximadamente desde primeros de junio hasta mediados de septiembre, y el resto del año está cerrada por nieve o deshielo.
Circulando por la carretera 550
Nosotros realizamos la ruta inversa, ya que partíamos de los alrededores de Húsafell, en concreto de las cascadas Hraunfossar y Barnafoss. Y aunque no está catalogada como carretera F, es de grava, y yo sí la consideraría como F. No se me ocurriría circular por ella con un vehículo que no fuese 4×4.
Al comenzar la 550 nos encontramos con un camino de grava y entorno desértico en todos los kilómetros a los que llegaba la vista, tanto por el paisaje como por la soledad del camino. En todo el viaje sólo nos cruzamos con dos ciclistas y un coche.
Paisaje desértico en carretera 550
La carretera no parece tan peligrosa como otras carreteras F, pero sí hay algunos tramos en los que pasé algo de miedo, sobre todo cuando al mirar en los laterales veíamos una pendiente, que además estaba cubierta por nieve y con algunos agujeros. Como el coche patinaba en algunos tramos, había que ir con cuidado extremo. Sólo de imaginabar que se podía ir un poco el coche… ¡uuff!
Tras los primeros kilómetros de nervios, comenzamos a disfrutar del entorno. Parecía un paisaje lunar. La verdad que resultaba espectacular el paraje, tan árido, lleno de kilómetros y kilómetros de tierra y rocas, y figuras de volcanes y lenguas glaciares en la lejanía.
En la ruta pasamos en medio de los glaciares Þórisjökull y Ok, aunque quedaban a varios kilómetros. Y más al sur dejamos a la izquierda el volcán Skjaldbreiður, que significa «el volcan en escudo».
Al final del recorrido cambió por completo el panorama volviéndose verde en algunas zonas, e incluso pasamos junto a lagos y montañas.
Lago y montaña en carretera 550
Montaña en la ruta de Kaldidalur
En el último tramo, y para despedirnos con un pequeño susto, nos encontramos esta cuesta con curvas y una pendiente del 14%. Pasamos por ella aún más despacio.
Después de hora y veinte de recorrido, llegamos al final de la carretera 550, y al ver el asfalto paramos a descansar. Descubrimos que atravesando por aquí habíamos ahorrado media hora de viaje. También nos dimos cuenta de que estábamos agotados del estrés de la pista. Necesitamos parar y descender del coche para descansar unos minutos.
Al bajar del coche nos esperaban dos sorpresas. La primera, un enjambre de mosquitos insoportables que nos empezó a acribillar a picaduras. Así que no nos dejaron ni disfrutar, y rápidamente tuvimos que volver al coche, donde pasamos varios minutos echando mosquitos. Aunque sí nos dio el tiempo justo para descubrir una segunda sorpresa, y era la cantidad de barro que había quedado pegada al coche tras la travesía por esta ruta de Kaldidalur. ¡Qué risa nos dio! ¿alguna vez viste algo igual?
Pingback: De puerto en puerto : Kaldadalsvegur: en el oeste de las Tierras Altas de Islandia