5 restaurantes donde comer en Burgos
En la gastronomía de Burgos, como en todas las ciudades castellano-leonesas, predominan los guisos y asados con carnes. La ciudad tiene restaurantes muy buenos en los que puedes optar por la comida tradicional burgalesa, o bien atreverte con restaurantes de platos más innovadores. En mi viaje a Burgos probé y disfruté ambos, y ésta es la propuesta de cinco restaurantes en los que puedes comer en tu viaje a Burgos. ¿Añadirías alguno más?
Restaurantes donde comer en Burgos
Restaurante Abadengo
Éste es uno de los restaurantes que más me gustó en Burgos, por originalidad, calidad, y sabor de sus platos. Lo puedes elegir el día que visites el Monasterio de las Huelgas, ya que está justo al lado. Exactamente, en la calle Alfonso VIII, número 39.
Sirve tapas y raciones tradicionales, y también tienen carta de platos más originales y contemporáneos. Estos segundos son los que te recomendaría probar en el Restaurante Abadengo. Además algo curioso es que tienen una rueda giratoria para colocar los platos y que vayan pasando de unos a otros comensales. Como nosotros éramos un grupo, nos vino perfecto.
Me gustó prácticamente todo lo que comimos en el Restaurante Abadengo, pero entre lo que más, están unas alcachofas con jamón y gulas, que hicieron la delicia de todos nosotros. Varios dijeron que eran las mejores alcachofas que habían probado en su vida.
El carpaccio de Wagyū con virutas de foie también me pareció espectacular, si te gusta el carpaccio claro, ya que al ser carne cruda, no está todo el mundo dispuesto a probarlo. El revuelto de morcilla con piñones y pimientos de piquillo, siendo un plato más tradicional, también estaba riquísimo.
Y otros platos que también degustamos fueron las setas, una ensalada de ahumados, langostinos y anchoas, y pulpo a la plancha con parmentier de patata trufada.
En cuanto al postre, compartimos el coulant de chocolate y la tarta de queso. Yo que soy muy de chocolate, no sabría por cuál decantarme, ya que los dos estaban increíbles.
Restaurante Maricastaña
Éste es el primer restaurante en el que comimos en Burgos, y fue una auténtica sorpresa. Platos novedosos, con ingredientes originales, y riquísimos. Además se encuentra en una de las calles más famosas de Burgos, el Paseo del Espolón, número 10.
Hicimos una buena degustación de platos burgaleses, entre los que no podía faltar la morcilla. Probamos de dos tipos, la típica morcilla de arroz, y una morcilla vegana. Allí aprendimos que la morcilla debe ser sosa, grasosa y picosa. Sosa porque hay que evitar el exceso de sal en su elaboración; grasosa por la presencia de manteca o sebo, que se aprecia en su sabor y textura; y picosa porque los fabricantes rechazan que la morcilla no sea picante.
El plato que me pareció más impresionante fue el rulo de oreja y careta a la plancha, con toque de pimentón agriculce. También los tacos de bacalao escarchado con alga wakame y mahonesa cítrica. Estaban demasiado deliciosos, y tiene mérito porque a mí no me gusta mucho el bacalao, y éste lo repetiría sin ninguna duda.
Y otro de los platos fueron unas alubias de Ibeas guisadas con salteado de setas, que estaban muy ricas también, y una pequeña pizza con queso y setas que dan el nombre de pizza canija.
La gran sorpresa fue el postre, de lo más innovador que he comido en mi vida. De nombre drácula, era un helado de coca cola y sangre de fresas, y peta zeta. Hacía tantos años que no comíamos peta zeta, que nos resultó muy divertido hacerlos explotar en la boca. Además de que estaba buenísimo.
Restaurante El Huerto de Roque
Es un restaurante con un diseño moderno, en el que además se come de maravilla. Está ubicado en la calle Santa Águeda, número 10. Elegimos el menú de temporada de 32 euros por persona, que consiste en varios primeros, un segundo, y postre; todo muy exquisito. Los primeros son una crema de boletus con huevo campero cocinado a 63 grados y crujiente de wanton y hongos. Además es curioso ver cómo lo preparan, ya que traen el huevo, y vuelcan alrededor la crema echando humo. El otro primero es una lasaña de pasta fresca de algas, rellena de vieiras y txangurro, y crema de tupinambo.
Entre los segundos tienes para elegir pescado del día recién traído de la lonja de Santander, carne fresca del día, o calamar de guadañeta osmotizado en su tinta, sobre remolacha en texturas y emulsión de ajos asados. También, el plato que yo elegí, chuletas de ciervo cocinada a baja temperatura, acompañada de menieur naranja y ensalada waldorf de apio nabo. Me gustó muchísimo.
El postre fue crema catalana con helado de galleta maría, y crema de mascarpone con chocolate. Muy espectaculares los dos.
Restaurante Don Nuño
Tiene fama por su ubicación excepcional a escasos metros de la Catedral, exactamente en la calle Nuño Rasura número 3, y por sus menús con muy buena relación calidad precio. Es un restaurante de cocina tradicional burgalesa y castellana, en el que no falta la morcilla de Burgos, los torreznos de Soria, o las croquetas de jamón ibérico.
La gran especialidad del restaurante Don Nuño es el lechazo, que lo cocinan en diversas variantes: lechazo asado, chuletillas de lechazo y hasta hamburguesa de lechazo. También destaca su olla podrida y el entrecot de vacuno, además de los postres caseros con una riquísima tarta de queso.
Restaurante La Favorita
Es una taberna muy concurrida del centro de Burgos, en la calle Avellanos número 8. Puedes optar por ir a pinchos, o bien de carta. Ésta se centra en comida tradicional como es la cecina, el ciego de morcilla, croquetas, o chuletas de cordero, por mencionar algunos. También tienen una fritura de verduras y langostinos que está bastante rica.
Aunque la estrella de la casa, y el motivo por el que debes comer en el Restaurante La Favorita, son las mollejas. Son de ternera y las hacen a la parrilla. Yo nunca las había probado porque me daban un poco de cosa, y después me alegré muchísimo de haberlas comido. De verdad, están alucinantes. Tienes que venir a La Favorita y probarlas.
Por cierto junto a uno de los salones tienen una bodega chulísima. Si tienes la oportunidad de verla, merecerá la pena, porque además de ser muy bonita, tiene una gran variedad de vinos de toda España. Nosotros elegimos vino burgalés, un Ribera del Duero de Bodegas Portia,