Qué ver en Teruel: 10 lugares imprescindibles de la ciudad
Nunca imaginé que Teruel me cautivaría tanto, y es que esta ciudad de Aragón tiene una magia especial. Si tuviera que definirla con tres adjetivos, diría que es preciosa, sorprendente y manejable. El ser la capital de provincia más pequeña de España hace que sea increíblemente fácil recorrerla a pie. Su centro histórico compacto hace que todo lo más importante esté a sólo unos minutos caminando de unos a otros. Esto permite disfrutar de la ciudad sin prisas, explorando cada rincón sin perder apenas tiempo en desplazamientos. Es un lugar donde la calma y la cercanía convierten cada paseo en un verdadero placer, mientras te sumerges en su rica historia y su impresionante arquitectura.
Si estás planeando visitarla, quiero contarte sobre los diez lugares imprescindibles de Teruel que me dejaron más fascinada, y que estoy segura de que a ti también te robarán el corazón. Y si aún no te has planteado conocerla, ¡no sabes lo que te estás perdiendo!
Qué ver en Teruel, mis 10 imprescindibles
1. Plaza del Torico
El corazón de Teruel está aquí, en la Plaza del Torico, el punto de partida para perderse por las calles de la ciudad. Es uno de esos lugares que, en cuanto llegas, sabes que te va a enamorar, y te atrapa desde el primer momento. Es una plaza pequeñita, pero con un encanto increíble, y tiene de todo: un ambiente relajado con mucho movimiento, varias terrazas para tomar algo, y, por supuesto, el famoso Torico, que es una pequeña columna con una figura de toro. Lo que más me gusta es cómo aquí se siente la vida cotidiana de la ciudad, rodeado de edificios históricos con fachadas de tonos cálidos, y gente aprovechando el buen tiempo.
La Fuente del Torico es la joya de la corona, con la pequeña y emblemática escultura de un toro, que da nombre a la plaza, y se alza sobre una columna de siete metros de altura. Tiene un simbolismo muy fuerte para los turolenses, que lo asocian con la rica tradición taurina de la ciudad. La fuente está en el centro de la plaza, un lugar siempre vibrante donde locales y visitantes disfrutan de un café o una caña en las terrazas, mientras contemplan la figura del toro, que se ha convertido en un referente tanto cultural como social.
Además está envuelta en una fascinante leyenda que simboliza la lucha del pueblo de Teruel contra las adversidades, reflejando su carácter tenaz y su capacidad para afrontar los desafíos a lo largo de la historia. Mezcla elementos de valentía, tradición y un toque de romanticismo, profundamente arraigada en la identidad de la ciudad. La fuente, que cuenta con cuatro caños, es más que un simple monumento. Según la tradición, beber del agua de los cuatro caños trae buena suerte, y se dice que quien lo haga podrá no solo regresar a Teruel, sino también encontrar el amor verdadero. Así que hay que beber.
2. Mausoleo de los Amantes
¿Quién no ha oído hablar de los amantes de Teruel, de quienes se dice tonta ella, tonto él? Quizás no conoces los detalles de la historia, pero sí que son como los Romeo y Julieta españoles, una historia de amor súper romántica, pero también muy trágica. Los protagonistas son Isabel de Segura y Diego de Marcilla. El padre de Isabel no aceptó que su hija se casara con Diego, por no poseer riquezas ni haciendas, y éste logró negociar con el padre que aceptara un período de cinco años en el que él marcharía a la guerra a hacer fortuna. Pasaron los cinco años, y regresó exactamente el mismo día en que Isabel se estaba casando con otra persona. A partir de aquí, os podéis imaginar lo que ocurrió, los dos murieron de amor, y fueron enterrados en una sepultura para que permanecieran juntos para siempre.
La historia continúa en 1533, cuando se descubrieron unas momias en la Capilla de los Santos Cosme y Damián, en la Iglesia de San Pedro, lo que añadió un aire aún más misterioso y romántico a la leyenda de los Amantes de Teruel. La noticia causó bastante revuelo en Teruel, y aunque nunca se pudo confirmar de forma oficial que fueran ellos, lo cierto es que el descubrimiento encajaba con la historia, y la gente se aferró a la idea de que, de alguna manera, Isabel y Diego seguían juntos. La capilla donde fueron encontrados se renombró como Capilla de los Amantes, y en 1955 fueron trasladadas a dos sarcofágos nuevos esculpidos en alabastro por el reconocido escultor Juan de Ávalos, quien dio un acabado muy elegante, digno de su leyenda.
Hoy día el Mausoleo de los Amantes se ha convertido en otro de los emblemas y principales atracciones turísticas de la ciudad. El mausoleo es impresionante, y al visitarlo y ver cómo casi tocan sus manos se siente como si la historia de amor entre estos dos jóvenes nunca hubiera dejado de latir en Teruel.
Cerca de la escultura de los amantes también puedes contemplar el cuadro mural «El Amor Nuevo«, pintado en 2005 por Jorge Gay, como una reinterpretación de la historia de los Amantes de Teruel y símbolo de esta última época.
En octubre tuve la oportunidad de asistir a la recreación medieval teatralizada de la Partida de Diego, que revive escenas clave de la historia de los amantes, desde su encuentro hasta el momento en que Diego parte a la guerra en busca de fortuna.
Y en febrero se celebra la recreación de Las Bodas de Isabel de Segura, que narra la trágica muerte de los amantes. Estas representaciones históricas están cuidadosamente desarrolladas y son, sin duda, una experiencia altamente recomendada.
Además del Mausoleo de los Amantes, la Iglesia de San Pedro ya merece una visita por sí sola, tanto por su historia como por los impresionantes tesoros artísticos que guarda en su interior. Es un ejemplo espectacular de la arquitectura mudéjar turolense, un estilo único que mezcla influencias islámicas y cristianas, y que le ha valido a la ciudad el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1986. La iglesia fue construida en el siglo XIV, y su aspecto exterior, con las típicas torres de ladrillo de la arquitectura mudéjar, me resulta fascinante.
En su interior destaca una pintura mural del siglo XIII que decora su cúpula y las naves, que son una muestra impresionante del arte mudéjar, y buen ejemplo de cómo el arte cristiano y musulmán se fusionaron en esta región. La capilla mayor está presidida por un retablo de madera que es toda una joya del Renacimiento, algo que le da un contraste muy bonito con el resto de la iglesia.
El ábside es realmente impresionante, con su inusual forma poligonal y los torreoncillos octagonales que lo adornan. La mejor vista de esta joya arquitectónica se obtiene desde el Jardín de San Pedro, un rincón encantador que, en tiempos pasados, fue el cementerio de la iglesia.
3. La Catedral de Teruel
Otro tesoro del arte mudéjar y símbolo de la ciudad es su Catedral de Santa María de Mediavilla, construida entre los siglos XIII y XIV. Tiene gran belleza arquitectónica y un ambiente único en su interior, y su importancia reside en ser es una de las construcciones más importantes del mudéjar en España, y una de las dos únicas catedrales españolas, junto con la de Tarazona, construida en este estilo.
Destaca su torre de inspiración mudéjar, y una cúpula sorprendente decorada con ladrillos de colores y mosaicos, que parece sacada de un cuento. El techo de la nave central tiene una de las maderas policromadas más bellas de la región, de los siglos XV y XVI. Y el Altar Mayor un impresionante retablo de estilo renacentista. En la Cámara de los Caballeros se guardan los restos de los antiguos nobles de la ciudad.
4. Acueducto de los Arcos
Construido en el siglo XVI durante el reinado de Felipe II, el Acueducto de los Arcos se ha convertido en una de las obras más impresionantes de la ingeniería civil de Teruel. No sólo se diseñó para cumplir una función práctica, que era transportar el agua desde el río Guadalaviar hasta la ciudad, sino también para ser una muestra del desarrollo y la modernidad de Teruel en aquella época.
El acueducto está formado por majestuosos arcos de piedra y ladrillo, que además de permitir el paso del agua, también ofrecen una belleza estética única. Consta de dos niveles, el superior de seis arcos y el inferior de dos. Se extiende a lo largo de un recorrido que conecta la ciudad con el sistema de pozos y fuentes del río. Con el tiempo, ha adquirido un valor simbólico para los turolenses, representando su capacidad para superar dificultades, especialmente el reto del abastecimiento de agua, y convirtiéndose en un emblema del ingenio y resiliencia de la ciudad.
5. Muralla de Teruel
Aunque hoy en día queda poco de la Muralla de Teruel, todavía podemos ver algunos vestigios de esta imponente construcción medieval, que data del siglo XII y que fue erigida para proteger la ciudad de posibles invasiones. En su momento, la muralla rodeaba toda la ciudad antigua, con siete puertas, varias torres y un sistema defensivo muy bien diseñado. Sin embargo, con el paso de los siglos, muchas de estas estructuras se han perdido o han quedado en ruinas. La mampostería fue la técnica utilizada para su construcción, formada por una mezcla de piedra, ladrillo, cal, arena y agua.
Hoy se conserva un fragmento de la muralla original, y la verdad es que pasear por las partes mejor conservadas fue una experiencia fascinante. Me dio la sensación de estar viajando en el tiempo, transportado a aquella época medieval. Además, desde allí se obtiene una vista fantástica del Acueducto de los Arcos, lo que hace aún más especial la visita.
6. Aljibe medieval
Este lugar, formado por un conjunto de tres aljibes medievales, es una parada imprescindible si te apasiona la historia. Nos transporta directamente al antiguo sistema de almacenamiento de agua de Teruel, vital en una ciudad que no tenía un río dentro de sus murallas. La palabra «aljibe» proviene del árabe y significa «cisterna», una estructura cubierta con una bóveda de cañón o ligeramente apuntada, hecha de ladrillo, que servía para almacenar agua potable, un recurso fundamental en la Edad Media.
La visita me pareció curiosa, sobre todo por la oportunidad de ver cómo los turolenses medievales gestionaban uno de los bienes más valiosos de la época. Lo que más me sorprendió del aljibe es que está completamente excavado en la roca, lo que le da un aire rústico y auténtico. Además, su capacidad es impresionante, ya que podía almacenar enormes cantidades de agua, especialmente en tiempos de sequía o en períodos de guerra. Y por si eso fuera poco, la visita es dog friendly, así que puedes llevar a tu mascota contigo para disfrutar del recorrido.
7. Torre de San Martín y Torre de El Salvador
No cabe duda de que a los turolenses les cautivan las historias de amor, y muchas de ellas están marcadas por un destino trágico. En esta ocasión, dos grandes amigos, Omar y Abdalá, se enamoraron al mismo tiempo de la hermosa Zoraida. Según cuenta la leyenda, ella les propuso una prueba: que cada uno levantara una torre, y su padre prometió la mano de su hija al que terminara primero su construcción. Omar fue el primero en terminar, construyendo lo que hoy conocemos como la Torre de San Martín, una imponente edificación de 49 metros de altura, de una belleza indiscutible. Sin embargo, cometió un pequeño pero crucial error: la torre quedó ligeramente inclinada. Al darse cuenta del error, Omar no pudo soportarlo y se arrojó al vacío, terminando así con su vida.
Abdalá terminó, algunas semanas después, la torre que hoy conocemos como la Torre de El Salvador, y se casó con Zoraida, aunque su felicidad posterior sigue siendo un misterio. La torre que construyó, con una altura de unos 47 metros, es igual de impresionante y perfectamente recta. Curiosamente, su diseño guarda una asombrosa similitud con la Torre de San Martín. Ambas torres mudéjares, erigidas en el siglo XIV, son tan parecidas que resulta difícil distinguir una de la otra a simple vista.
La Torre de San Martín formó parte de la antigua Iglesia de San Martín, ya desaparecida, pero su torre ha resistido el paso de los siglos, permaneciendo en pie como un fiel testigo de la grandeza de aquel templo. Por su parte, la Torre de El Salvador, hoy convertida en un centro de interpretación del arte mudéjar, estaba situada junto a la desaparecida Puerta de Guadalaviar. Es lo único que sobrevive de lo que fue el conjunto de templo y campanario del mismo nombre, un legado arquitectónico que perdura. Se puede acceder hasta su parte más alta, donde se ofrecen algunas de las mejores vistas panorámicas de Teruel, con una vista de 360 grados que abarca los tejados, las montañas y el paisaje circundante.
Ambas torres son verdaderamente hermosas e impresionantes, y aunque similares, cada una tiene su singularidad. En su construcción, se abandonó el uso de piedra, común en la época, y se optó por ladrillos y azulejos, materiales que, combinados con los detallados motivos geométricos y cerámicos, otorgan a las torres un aire elegante y único que las hace destacar como joyas del arte mudéjar en Teruel.
8. Museo Provincial de Teruel
Me encantó este museo de Teruel, y sin duda lo considero una visita imprescindible para conocer mejor la historia de la ciudad y la provincia. Se encuentra en un impresionante edificio de piedra de estilo renacentista aragonés, que data de la segunda mitad del siglo XVI y que originariamente fue un palacete. Es un auténtico viaje al pasado, con una colección tan diversa que abarca desde arte prehistórico hasta pintura y escultura moderna, pasando por periodos como la época ibérica, romana, Al-Ándalus y la Edad Media.
Lo mejor del museo es la variedad de su exposición. Puedes ver reproducciones de diferentes estancias de una casa típica de la comarca, una vivienda andalusí, una antigua herrería, una farmacia de época, e incluso casas de muñecas y herramientas de trabajo antiguas. También hay una destacada muestra de alfarería popular, una impresionante cruz procesional gótico-plateresca del siglo XVI, estelas funerarias, fósiles y un mosaico romano.
Una de las piezas más destacadas es la colección de servicio de mesa de cerámica verde y manganeso, originaria de Teruel en el siglo XV, que llegó a la corte real. Todas las piezas son de gran belleza, decoradas con motivos vegetales, animales y heráldicos, un verdadero tesoro de la cerámica local.
Y si quieres disfrutar de una vista espectacular, no te pierdas la terraza del museo. Está en la parte alta del edificio, y desde allí tendrás una de las vistas más bonitas de Teruel. Los arcos del antiguo palacete enmarcan perfectamente la Catedral, creando una estampa única de la ciudad.
9. Escalinata del Óvalo
Si llegas a Teruel en tren, la Escalinata del Óvalo será uno de los primeros monumentos que te encontrarás. Esta impresionante escalinata fue construida para salvar el desnivel de 26 metros entre el barrio de la estación y el centro histórico de la ciudad, y cuenta con 120 peldaños. Hoy en día, para hacer más fácil la subida, los viajeros pueden aprovechar los ascensores gratuitos que se han instalado, lo que hace que el ascenso sea mucho más cómodo y agradable.
La escalera monumental fue declarada Bien de Interés Cultural y es obra del ingeniero turolense José Torán de la Rad. Se construyó entre 1920 y 1921, y su diseño fusiona elementos arquitectónicos y decorativos que reflejan la rica tradición mudéjar local, el modernismo y el Art Decó. Está realizada con ladrillo de barro cocido, piedra tallada y cerámica decorada en tonos verdes y blancos, al estilo neo-mudéjar. En su parte más alta, la escalinata se remata con estilizados torreones que le dan un toque único.
Es un lugar lleno de encanto, y un verdadero emblema de Teruel. Al subir por ella, te toparás con un altorrelieve que rememora el último día de los Amantes de Teruel, y cuando llegues a la cima, serás recompensado con unas vistas espectaculares de la ciudad. Sin duda, es una de esas paradas obligatorias que capturan la esencia de Teruel.
10. Dinópolis
Siempre había pensado que Dinópolis era un lugar exclusivo para niños, ¡y qué equivocada estaba! Lo visité con un grupo de ocho adultos, y de verdad, nos lo pasamos genial. Dinópolis es un parque temático sobre dinosaurios que se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de Teruel, y no es para menos. El parque está dividido en varias instalaciones, cada una con su propio enfoque, pero todas tienen en común el fascinante mundo de los dinosaurios y la paleontología.
Es como hacer un auténtico viaje al pasado, donde puedes encontrarte cara a cara con los gigantes de la prehistoria, gracias a impresionantes reconstrucciones a tamaño real de dinosaurios, como un Tyrannosaurus rex, que es de lo más espectacular, junto al bellusaurus y el yangchuanosaurus. La provincia de Teruel es una de las zonas más importantes de España en cuanto a restos de dinosaurios, y en Dinópolis puedes ver una gran colección de fósiles reales de especies que habitaron esta región hace millones de años. ¡Es como estar en un auténtico laboratorio paleontológico!
Además de las exposiciones, Dinópolis ofrece un montón de actividades interactivas: simuladores, cine 3D, espectáculos en vivo, e incluso un tren y una barca que te llevan por un recorrido prehistórico. Y, por supuesto, también hay actividades pensadas especialmente para los más pequeños, con juegos y zonas interactivas adaptadas a su edad.
Lo que es seguro es que, vayas con niños o sin ellos, Dinópolis te garantizará un día lleno de diversión, emoción y aprendizaje. Es una experiencia única que, sin duda, te sorprenderá.
Sin duda, Teruel tiene muchos más lugares fascinantes por descubrir, pero estos diez son, en mi opinión, los más imprescindibles y los que no puedes perderte en tu primera visita a la ciudad. ¿Hay algún otro lugar que consideres esencial y que añadirías a la lista?
