Punta de Teno, el lugar más occidental de Tenerife
Una de las excursiones más bonitas que puedes realizar en la zona norte de Tenerife es a la Punta de Teno. Nosotros decidimos visitarla después de conocer Garachico, ya que se encontraba a tan sólo 18 kilómetros, aunque luego se tarda más tiempo del esperado ya que el recorrido transcurre por puerto de montaña y acantilados.
Cómo llegar a Punta de Teno
Punta de Teno se encuentra en el Parque rural de Teno, que es el espacio natural situado entre las localidades de Buenavista del Norte, Los Silos, El Tanque y Santiago del Teide, y el mar. Para llegar a Punta de Teno tienes que pasar por la localidad de Buenavista del Norte, y a partir de aquí tomar la carretera TF-445, una de las carreteras más impresionantes y a la vez algo peligrosas en determinados momentos por riesgo de desprendimiento motivado por la erosión. De hecho la carretera estuvo cerrada durante bastante tiempo, y en algunas zonas hay redes para recoger las posibles rocas que puedan caer a la carretera.
Eso se une a que la carretera se estrecha y serpentea junto al macizo del Teno por unos acantilados de vértigo, con vistas espectaculares que hacen que ya sólo el recorrido en sí se convierta en una gran experiencia. De hecho parece que algunas personas incluso a mitad de recorrido dan la vuelta. No es que sea tan peligroso, pero sí debes ir con muchísima precaución.
Acantilados en Parque rural de Teno
Hasta el parque rural de Teno puedes llegar en el autobús 355, pero hasta la propia Punta de Teno, por lo que me he informado, no hay autobús. Tiene sentido por lo complicado del terreno.
Qué ver en Punta de Teno
A mitad del ascenso aparece el mirador Punta del Fraile.
Desde él, mirando hacia el oeste se tiene una perspectiva magnífica de los acantilados, y hacia el este de la llanura frente a la costa de Buenavista del Norte.
Costa frente a Buenavista del Norte
A diez minutos de este mirador ya se llega al extremo noroccidental de la isla de Tenerife en lo que es la Punta de Teno, que en realidad no es más que una lengua de tierra que se adentra en el mar. Lo primero que encontramos allí son varios aparcamientos. Nada más salir del coche, un viento fortísimo, un mini-embarcadero y un pequeña playa de rocas volcánicas situada precisamente en la unión de la costa tinerfeña con la lengua de la punta de Teno.
En la playa incluso había algunas personas bañándose. Desde luego el mar estaba tan sumamente limpio, calmo y con unas tonalidades azuladas tan espectaculares, que costaba resistir la tentación de pegarse un chapuzón.
Al fondo destaca la fisonomía de los acantilados los Gigantes, los acantilados más famosos de la isla, con sus 600 metros de altura. Hay quien dice que éste es el mejor punto para ver estos acantilados, aunque es más popular el mirador que hay al sur, en puerto de Santiago.
A partir de aquí ya nos adentramos en el camino que esperábamos nos llevaría hasta el faro Punta de Teno.
Camino hacia el faro de Punta de Teno
Y sí nos llevó, pero no hasta la base del faro como queríamos, ya que una puerta cerrada lo impedía.
Así que tuvimos que explorar los laterales y subimos entre las rocas volcánicas para acercarnos lo máximo posible hasta él. Por cierto para este tramo te recomiendo llevar calzado deportivo, ya que yo iba con sandalias y la verdad que aunque el tramo es corto, con mal calzado se vuelve resbaladizo.
Desde aquí obtuvimos las mejores vistas de la Punta de Teno, y además como el cielo estaba bastante despejado, nos sorprendió ver justo enfrente otra de las islas del archipiélago canario: La Gomera.
Si tienes oportunidad, dicen que desde aquí se ven uno de los atardeceres más bonitos de toda la isla de Tenerife. Eso sí, tienes que tener valor para volver una vez haya anochecido. Nosotros no nos quedamos a ver atardecer porque aún era mediodía, pero quién sabe si para otra visita a la isla sí se dan las condiciones. Si nos animamos, ya os lo contaremos. De momento, aquí finaliza nuestra espectacular visita a Punta de Teno, sin duda una de las grandes visitas recomendables de la isla.