Llanuras de arena negra en Islandia
Después de la parada en las cascadas de Vík, hemos retomado nuestra ruta inicial por la carretera 1 que nos llevaría hasta el glaciar Vatnajökull. Hemos tardado horas en llegar hasta el glaciar porque durante el camino no hemos parado de encontrar paisajes a los que no nos podíamos resistir. Al final hicimos más de 20 paradas.
El primer paisaje que llamó nuestra atención fue a tan sólo 5 minutos de abandonar las cascadas de Vík. Tras el color verde que nos había acompañado durante nuestro viaje hasta aquí, de repente nos encontramos con un cambio completo en la tonalidad del paisaje, predominando ahora el color negro. Islandia simplemente impresionante.
Llanuras de arena negra en Islandia
Comenzamos a ver extensiones de kilómetros y kilómetros de arena negra. Era alucinante. Todo negro y no se veía ni el fin. Como no había sitio para parar con el coche, sólo pudimos sacar fotografías en marcha de esta primera parte.
Cierto es que en esta zona no había tráfico salvo algún coche suelto, y no habría pasado nada si hubiéramos parado «mal». Pero como se veía que quedaba bastante para seguir disfrutando de este paisaje, continuamos nuestro camino con la idea de encontrar más adelante un sitio mejor donde parar.
Unos kilómetros más adelante cruzamos un río que nos recordó muchísimo al río Markarfljót, el que habíamos atravesado para llegar a la cascada Seljalandsfoss. Al igual que este otro río, se veía sucio por los sedimentos de arena negra que arrastraba.
Esta zona se encontraba en obras. Tras cruzar el río la carretera se ensanchaba, y como apenas había tráfico aprovechamos para parar y hacer algunas fotos. Echando la vista atrás teníamos la montaña verde al fondo, que contrastaba con la arena negra. Los contrastes en Islandia son realmente impresionantes.
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