Grecia día 6: De Kalambaka a Meteora, Termópilas y Atenas
Kalambaka con Meteora al fondo
Monasterios de Meteora
El sexto día de nuestro circuito por la Grecia Clásica nos llevó a la visita más espectacular de todo el viaje, Meteora (Meteoros), una visita algo lejana pero totalmente imprescindible bajo mi punto de vista. Ya la tarde anterior nos había impresionado la montaña que se escondía tras la ciudad de Kalambaka, lo que no imaginábamos es que terminaríamos nosotros en la parte alta de esta montaña.
Pasadas las 8 de la mañana salíamos de Kalambaka en dirección a esta impresionante montaña. El ascenso nos dejó unas vistas increíbles porque íbamos viendo el corte de la montaña provocado por la erosión, paredes rocosas grisáceas, verticales y altísimas de hasta 600 metros. Lo mejor de todo es que en alguna de ellas se se veían unos edificios que en realidad eran monasterios, los monasterios de Meteora, los que se dicen los monasterios suspendidos en el aire o colgados del cielo y es que en verdad así lo parece.
Estas montañas de Meteora según antiguos escritos cristianos eran «las rocas enviadas por el cielo a la tierra» y por ese motivo se construyeron en el siglo XIV estos monasterios cristianos ortodoxos para permitir a los griegos retirarse y rezar además de estar a salvo de la invasión de los turcos. Se fundaron un total de 24 monasterios de los cuales actualmente sólo quedan 6 en pie. El resto fueron destruídos durante la Segunda Guerra Mundial.
Los monasterios se pueden visitar, son 5 masculinos y uno femenino. Nosotros visitamos dos: el Monasterio Varlaam de monjes y y el Monasterio de San Esteban de monjas. El interior está bastante decorado, cargado de colores, labrados en oro, bellas tallas en maderas y curiosos ascensores elevadores para subir carga a los monasterios.
Elevador del Monasterio Varlaam
Nuestra guía comprando entradas para Monasterio de San Esteban
De Meteora a Atenas
Después de visitar los monasterios de Meteora reemprendimos el viaje de vuelta a Atenas con un sabor agridulce. Por un lado muy contestos de todo lo que habíamos conocido hasta el momento y porque por fin conoceríamos a fondo Atenas, y por otro lado tristes porque el fin del viaje estaba cerca. En nuestro camino paramos en un taller en el que fabricaban tablillas religiosas preciosas. Fue realmente curioso que nos contaran y ver cómo trabajaban para crear estas maravillas.
Taller de tablillas religiosas
Pasada la ciudad de Lamía llegamos al desfiladero de las Termópilas, el lugar donde el espartano rey Leónidas se enfrentó a miles de persas con un ejército de sólo 300 hombres. Hoy día se recuerda con esta estatua en bronce del rey Leónidas. Tras Termópilas tuvimos todo el tiempo el mar Egeo a nuestra izquierda con la isla de Evia y el archipiélago de las Espóradas. Continuamos de un tirón hasta el destino final del circuito, Atenas, que visitaríamos en profundidad al día siguiente.