Efecto seda en las Cascadas de Vík
Trípodes en las Cascadas de Vík
Nada más abandonar Vík í Mýrdal comenzamos a ver una montaña muy chula a nuestra izquierda. A los 5 minutos además vimos un par de cascadas. Como hoy el día había amanecido bastante despejado, y el día anterior no habíamos podido disfrutar tanto de las cascadas, decidimos parar por si el tiempo empeoraba más tarde.
Las cascadas no eran demasiado grandes comparadas con las del día anterior, pero como de lo que teníamos ganas era de practicar el efecto seda, parecían perfectas. Entramos con el coche hasta una alambrada de separación, y allí paramos y colocamos los trípodes. Nos hubiera gustado acercarnos un poco más, pero no fue posible.
Había dos cascadas, nos pareció más bonita la de la derecha, así que intentamos colocar los trípodes lo más posible a la derecha, con mucho cuidado de no acercarnos demasiado al borde ya que estábamos en una zona elevada varios metros, que no tenía alambrada, y cualquier despiste nos podía provocar una caída que podía ser cuanto menos «graciosa»…
Cascada y río de las cascadas de Vík
A nuestra derecha teníamos debajo el río formado por estas cascadas de Vík y unas plantas chulísimas.
Plantas cerca de las cascadas de Vík
Estábamos muy cerca de Vík, y se podían diferenciar las Rocas Reynisdrangar a lo lejos.
Teníamos muchas ganas de practicar efecto seda, y era el primero que íbamos a realizar en este viaje. Así que pusimos los filtros de densidad neutra, las cámaras bien colocadas en sus trípodes y estuvimos practicando con diferentes velocidades de incluso 10, 20 y 30 segundos. Con una de las cámaras usamos un mando a distancia. La que más me gustó fue ésta de 20 segundos.
Foto de 20 segundos de una cascada de Vík
Cuando estábamos recogiendo todo el equipo llegó una furgoneta con un matrimonio mayor. Sacaron un hornillo y se pusieron a cocinar unas chuletas. Nos dio una envidia impresionante. El hombre además nos escuchó hablar en español y se acercó a nosotros a preguntarnos en español si éramos de España, y qué hacíamos, si éramos fotógrafos profesionales.
Muchas veces nos preguntan esto y nos hace mucha gracia, porque somos aficionados, aficionadísimos. Él nos contó que eran alemanes y tenía dos hijos, uno que estaba ahora en España. Pasamos un rato charlando con él, y después nos despedimos muy cordialmente para continuar nuestro viaje.
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