Día 3: Zona central y norte de la Isla de Sao Miguel
Día 3: Zona central y norte de la Isla de Sao Miguel. Cocido de las calderas de Furnas
El día de hoy lo teníamos reservado para comer el famosísimo cocido de Furnas, el típico cocido azoriano muy curioso por cocinarse con el calor que desprende la tierra volcánica. Así que después del desayuno abandonamos Ponta Delgada por su zona este, recorriendo el sur de la isla por la carretera EN1-1A que nos llevó directos a Furnas. De Ponta Delgada a Furnas había 46 kilómetros y tardamos 40 minutos en recorrerlo. La carretera fue prácticamente autopista durante todo el trayecto hasta estar ya muy cerca de Furnas, con la subida a un puerto. Las carreteras eran bastante buenas. A las 10 ya estábamos allí.
Estábamos intranquilos porque no sabíamos seguro cómo encontrar el famoso cocido, y ya antes de llegar a la localidad de Furnas empezamos a ver las fumarolas que desprendían las ollas sepultadas en la tierra a la orilla del lago de Furnas. No tuvimos más que seguirlas. Fue algo curiosísimo y más curioso aún lo mal que olían, igual que huevos podridos debido al azufre que está borboteando por toda esta zona de caldeiras o calderas.
Paseando por la zona vimos agujeros abiertos en los que en el fondo sólo estaba el agua con el azufre dando como pequeñas explosiones y otros agujeros cubiertos con un montón de tierra que eran los que tenían una olla de cocido preparándose. Vinimos pronto para que nos diera tiempo a ver las ollas antes de la extracción, para reservar mesa para comer el cocido en alguno de los restaurantes de Furnas y para ver el ritual de extracción de las ollas que sabíamos era a las 12 de la mañana. Nos dio tiempo a todo e incluso a pasear por Furnas y alguno de sus miradores antes de comer. Disfrutamos muchísimo del cocido la verdad, es algo que debes conocer sin duda si visitas la isla, comerlo y todo el ritual asociado.
Después de comer tomamos dirección norte con dirección Ribeira Grande. Los 26 kilómetros que nos separaban los recorrimos en media hora. Comenzamos por la carretera interior EN2-1A y a mitad de camino ya tomamos la EN1-1A, que nos llevó por un paseo precioso pasando por los miradores y acantilados de la zona norte de la isla. Ribeira Grande nos sorprendió bastante, desde su playa hasta su famoso jardín.
Nuestra última visita del día fue a pocos kilómetros de aquí, el Mirador del Navio, desde donde vimos anochecer contemplando el famoso acantilado Tomba do elefante, un anochecer temprano, a las 6 de la tarde. Estábamos a sólo 20 minutos de Ponta Delgada, así que nos dio tiempo a regresar a nuestro hotel, tomarnos un tiempo de descanso y después salir a cenar. Esta noche cenamos en el restaurante A paparoca.
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