Crucero por el Mediterráneo: mi experiencia
Siempre había tenido claro que algún día viviría la experiencia de hacer un crucero. Si no lo había hecho antes es porque me daba un poco de respeto el barco, principalmente por los mareos, y también porque los precios eran bastante caros. Llegó un día en el que no me pude resistir más, y decidí que había llegado el momento de unas vacaciones en barco. Fue entonces cuando decidí hacer mi crucero por el Mediterráneo.
Mi crucero por el Mediterráneo
Datos prácticos de mi crucero
El destino de mi crucero: Italia, Grecia, Turquía
Mi primera opción era el crucero por los fiordos noruegos y capitales bálticas, ya que por aquel entonces no conocía el norte de Europa. No fue posible realizar este crucero ya que mis vacaciones eran a finales de septiembre, y estos cruceros sólo operan en verano. Así que opté por el plan B, que no por ello menos apetecible: un crucero por el Mediterráneo.
De entre todos los cruceros disponibles por el Mediterráneo tienes gran variedad, pasando por diferentes países. En mi caso tenía claro que quería partir de Italia y conocer las islas griegas, y al final elegí uno que cumplió con estos dos destinos y además pisaba Turquía.
La compañía de mi crucero por el Mediterráneo: Costa Cruceros
No tenía especial predilección por ninguna compañía. Leí mucho de Costa Cruceros, Pullmantur, y MSC, y al final me decidí por Costa Cruceros porque el destino y fechas me encajaban a la perfección, y en general las opiniones que había leído eran bastante positivas. Aunque he de decir que una de mis amigas viajó el mismo año con Pullmantur y la verdad que la experiencia fue muy similar.
Te dejo un enlace a una página de venta de cruceros por el Mediterráneo en el que puedes reservar un crucero similar al mío o a otros destinos: Cruceros del Mediterráneo.
Mi barco: buque Costa Tropicale
El buque en el que realizamos el crucero se llamaba Costa Tropicale. Era impresionante, y eso que era una embarcación de 25 años, que decían estaba a punto de ser retirada. Además de restaurantes, piscinas y jacuzzis, que ya esperábamos, nos sorprendió encontrar sauna, centro de masajes, gimnasio, salón de belleza, librería, guardería, boutiques, y los espacios que más me sorprendieron: casino, teatro y discoteca. Se podría definir este barco como una mini ciudad flotante.
Mi camarote
Hay muchos tipos de camarotes que puedes elegir en un crucero, desde los interiores que no tienen vistas al mar y son más baratos, hasta los que sí dan al mar entre los que puedes elegir ojo de buey, ventana e incluso suite con balcón. En mi crucero los precios por persona oscilaban entre los 940 euros y los 1560 (tasas aparte). Nosotros reservamos un camarote doble exterior con ventana, y su precio fue de 1270 euros por persona. La habitación era estrechita, tenía el espacio justo para la cama, un pequeño armario con caja fuerte y el cuarto de baño. Y lo que más agradecimos fue poder ver el mar desde la cama.
Ruta de nuestro crucero por el Mediterraneo
Día 1: embarque en Roma
El Costa Tropicale nos esperaba a las 4 de la tarde en el puerto romano de Civitavecchia . Al embarcar nos hicieron control de pasaporte y se llevaron las maletas, que más tarde encontramos en nuestro camarote. A las 5 de la tarde partíamos con rumbo al sur de Italia. Esos primeros minutos sintiendo el barco moverse fueron apasionantes. Pronto nos recibió la que iba a ser nuestra guía durante la próxima semana: Pepi, española, y encargada de uno de los grupos de españoles, que fue quien nos explicó cómo era la vida a bordo, así como las actividades y excursiones que podríamos realizar.
La tarde la pasamos inspeccionando todas las estancias del barco, fascinados, mientras disfrutábamos de las vistas del mar a bordo. Navegamos frente a la isla de Palmarola, la isla de Ponza y la costa napolitana, y aunque no se diferenciaba mucho, simplemente el hecho de saber que Nápoles y Capri se encontraban ahí tan cerca, nos hacía ilusión.
Día 2: Catania
Nada más despertar nos asomamos desde la cama a la ventana de nuestro camarote, y justo estábamos atravesando el estrecho de Mesina. Separa Sicilia de la península italiana y en su parte más estrecha el ancho es de sólo 3 kilómetros, donde alcanzábamos a ver las casas.
Catania
A las cuatro horas llegamos a Catania, segunda ciudad más grande de Sicilia, donde hicimos la primera parada de nuestro crucero. Teníamos cuatro opciones de excursión de 4 horas de duración, cada una con un precio: Catania barroca, Taormina, volcán Etna, y aventura en 4×4 por el Etna. Nos hubiese encantado subir al Etna, pero otros viajeros nos dijeron que ya habían hecho esa excursión, y casi no veías el volcán, así que optamos por elegir la excursión a Taormina, y dejábamos el Etna para otro momento en el que pudiésemos hacer un trekking con más calma.
Taormina
Taormina es una pequeña ciudad que se alza sobre el monte Tauro, a 200 metros de altitud, y enfrente del volcán Etna. La subida nos dio unas vistas espectaculares, un auténtico balcón sobre el mar. Aunque yo no tuve tiempo de visitarlas, dicen que tiene playas espectaculares, y algunas de ellas son accesibles mediante teleférico.
Nuestra visita se centró en conocer el rico patrimonio histórico de Taormina: la porta Mesina, el palacio Corvaja, el duomo y el teatro greco-romano. También tuvimos tiempo de conocer la parte comercial, y la calle más estrecha de la ciudad, una calle por la que agobia pasear, con las paredes a escasos diez centímetros.
Al regresar al barco tuvimos un simulacro de emergencia, en el que nos pusimos incluso los chalecos salvavidas. Y tras la cena, en uno de los salones asistimos a una fiesta de los años 70.
Día 3: navegación hacia Mármaris
Nuestro tercer día de crucero no íbamos a realizar ninguna parada, ya que estaba dedicado a navegación de la larga distancia entre Catania en Sicilia y Mármaris en Turquía. Así que nos dedicamos plenamente a disfrutar del barco. Comenzamos pidiendo desayuno continental en nuestro camarote, que ya se convirtió en rutina hasta el fin del viaje.
Además de aprovechar para comer muchísimo durante todo el día, también estuvimos en piscina y jacuzzi, clases de baile de salón (salsa y bachata) y clases de griego básico. Entrada la tarde hicimos un repaso a todos los salones, al teatro y al casino. Entre mis salones favoritos, el piano bar. A la hora de la cena además tuvimos la cena de gala con el capitán, es la cena habitual en el restaurante, con la diferencia de que asistió el capitán Anelito Montesarchio y su tripulación, para realizar un brindis.
Día 4: Mármaris
Dalyan
Cuando despertamos ya estábamos navegando en aguas turcas y enseguida llegamos a la pequeña localidad de Mármaris, al sur de Turquía. Nos apuntamos a la excursión Dalyan y Caunos, de 7 horas de duración. Durante el trayecto en barco hasta Dalyan fuimos disfrutando del paisaje de pinos, árboles frutales y plantaciones de algodón. Nos hacía especial ilusión por ser la primera vez que pisábamos Asia, y todo parecía llamarnos la atención. Ya en el centro de Dalyan nos encontramos con una estatua en bronce de las famosas tortugas gigantes que vienen a depositar los huevos con sus crías sobre el delta del río Dalyan una vez al año, y también conocí mi primera mezquita.
En Dalyan nos esperaban unas embarcaciones de madera que nos llevaron a explorar el delta y unas tumbas rupestres que habían sido esculpidas en la roca para el descanso eterno de los antiguos reyes licios.
En barco por las tumbas rupestres de Dalyan
Caunos
En barco llegamos a Caunos y subimos hasta la colina donde se encuentran los restos de los antiguos asentamientos. En el yacimiento se encuentran restos de varios edificios romanos, entre los que destacan termas, templos y un teatro griego.
Mármaris
Por la tarde regresamos al barco y aún tuvimos tiempo de conocer Mármaris, un pueblo pesquero de aspecto mediterráneo, cuyo patrimonio más importante es un castillo, la tumba de Sariana en el interior de una mezquita y las ruinas de algunos templos. Nos dio tiempo a visitar un bazar y otras tiendas, y en una de ellas siempre recordaré a los dueños turcos que fueron realmente amables y nos regalaron un precioso plato pintado a mano.
Tras pasar el día en Turquía, poníamos rumbo a las islas griegas.
Día 5: Mykonos
Patmos
El desembarco esta vez fue más divertido que en los otros destinos, ya que el barco no pudo acercarse a pie de puerto, y tuvo que quedarse algo alejada donde el agua aún era lo suficientemente profunda para que el crucero pudiese navegar. Después descendimos del barco en unas lanchas que nos llevaron hasta la orilla.
Llegamos a Patmos y un autobús nos trasladó a la parte alta, desde la que se tenía una panorámica impresionante de la isla, sus casas blancas y sus múltiples colinas. Aunque el verdadero motivo de subir hasta allí era visitar el monasterio de San Juan y la cueva del Apocalipsis, donde el apóstol San Juan vivió del año 95 al 97, y compuso el Apocalipsis. Tras la visita cultural, aún hubo tiempo de conocer el centro, donde se encuentra la parte más comercial con multitud de tiendas y restaurantes.
Mykonos
Si Patmos nos gustó, mucho más lo hizo Mykonos. Descendimos del barco también en lanchas, y tuvimos toda la tarde hasta la medianoche para recorrer la isla. La isla es verdaderamente encantadora, con casas muy blancas y algunas pintadas de colores, molinos e incluso una zona que llaman «la pequeña Venecia». Me sorprendió la vida que tenía la isla, aunque es cierto que es una de las islas mediterráneas que tiene la fama de ser más marchosa, de manera similar a Ibiza. Las calles, tiendas y restaurantes estaban llenas de turistas, y lo más sorprendente era encontrar pelícanos que aparecían por las calles caminando a tu lado. Sin duda Mykonos nos había enamorado, y la guinda fue ver este precioso atardecer.
Día 6: Santorini
Oia
El penúltimo día de nuestro crucero nos quedaba uno de los platos fuertes del viaje: la isla de Santorini. También tuvimos que descender del barco en lancha que nos llevó hasta la orilla, donde nos esperaba un autobús para llevarnos a una de las puntas de esta isla: el pueblo de Oia. Allí nos encontramos con un pueblo construido en la ladera, con casas blancas y coloridas escalonadas que descienden hasta el mar. Dicen que desde este lugar puedes ver uno de los atardeceres más bonitos. Yo lo que puedo decir es que no exagero al pensar que Oia es uno de los pueblos más bonitos que he visto en mi vida.
Firá
Después visitamos la capital de Santorini: Firá, con su laberinto de calles y dos iglesias muy importantes, una católica y otra ortodoxa. El regreso al barco además era muy curioso ya que podías elegir descender en burro o funicular. Elegimos el funicular para salvar los 300 metros que nos separaban del mar, donde retomamos las lanchas hasta el barco.
Día 7: Navegación
El séptimo día de crucero estaba nuevamente dedicado sólo a navegación, para regresar de las islas griegas hasta Italia. Volvimos a pasar por el estrecho de Mesina, y cuando navegábamos frente a costas italianas, pudimos ver la isla de Stromboli, con su volcán que además estaba en erupción. Ver la nube volcánica que desprendía era impresionante.
Día 8: desembarque en Roma
Cuando amaneció ya estábamos próximos a nuestro último destino: Roma. A las 10 de la mañana descendíamos del barco en Civitavecchia, muy felices por la increíble semana que habíamos vivido, y con la tristeza de saber que nuestro crucero por el Mediterráneo ya quedaba atrás, aunque estaría para siempre presente en nuestras fotos, y sobre todo, en nuestros recuerdos.
Hice un crucero hace años con amigos por el Mediterráneo, una estupenda experiencia que me sorprendió gratamente. Me apetece volver a disfrutar unos días de crucero y vivir de nuevo aquella estupenda experiencia.
A mí también me apetece repetir. Me pareció una experiencia maravillosa.
Solo he hecho un crucero y espero repetir. Casi todos los destinos del mediatrráneo los cnocemos. Sin embargo, jamás había oído hablar de Caunos. Seguro que si no es por un crucero no conoces jamás este teatro clásico.
Tienes toda la razón, Caunos lo conocí por este crucero, y me pareció muy interesante la verdad.
¡Hola Wircky! Waaaaoo Que linda experiencia, quien no desea realizar un Crucero de esas, la verdad me estoy animando a realizar un crucero huuuf pero para que suceda eso dedo trabajar duro… jejejej mis felicitaciones.
Saludos.
Gracias! Bueno, hay algunos cruceros que no son tan caros. Ahorra un poquillo y anímate, ya que es una experiencia que te llevarás para toda la vida. Un saludo!
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