Buscando la casa rural Casa de Campos
Buscando la casa rural Casa de Campos
La casa rural que teníamos reservada se encontraba en los alrededores de Silleda. La dirección exacta era: Cabodevila 11 Vilar de Trasdeza (Silleda, Pontevedra).
Esta dirección no aparecía ni en navegadores ni en Google Maps, así que habíamos quedado con la dueña de la casa rural en llamarla al llegar a Silleda, y desde allí nos daría las indicaciones.
A las 18:40 que estábamos en Silleda la llamamos según lo acordado. Las instrucciones parecían claras, había que tomar la carretera dirección Orense, y en la gasolinera tomar la carretera que salía desde ella durante 1 kilómetro aproximadamente que iba hacia un polígono, parque de bomberos y helipuerto.
Así que muy contentos nos pusimos en marcha, saliendo de Silleda por la N-525 dirección Orense. Íbamos buscando una gasolinera, por una carretera muy oscura, no olvidemos que era fin de diciembre y ya era de noche. Y tras unos 5 kilómetros muy contentos nos pusimos al ver la gasolinera de Galp, ¡ya lo teníamos! Qué ilusos…
La carretera que salía desde la gasolinera era estrechísima y… ¿dije carretera? No, no, era un camino de tierra que se iba poniendo cada vez peor y que además llegó un punto en que no se podía continuar. Claramente nos habíamos equivocado.
Pusimos rumbo de vuelta a la gasolinera, y volvimos a llamar a la dueña de la casa rural. Como nos vio perdidos nos dijo que esperásemos en la gasolinera, que salían a buscarnos y ya nos guiaban. Así que nos quedamos allí quietos esperando… 5 minutos, 10 minutos, 20 minutos… y suena mi móvil. Era la dueña de la casa rural, que había ido a la gasolinera, no nos vio, y se volvió a casa a llamarnos porque no había cogido el móvil. Parece que estábamos en la gasolinera equivocada, nos habíamos ido hasta otra localidad llamada Prado en lugar de quedarnos en la gasolinera de Silleda, ¡si es que la de Silleda debía ser invisible!
Nos dijeron que esperásemos allí, y 10 minutos más tarde ya apareció un coche del que se bajó la dueña de la casa rural, Carmen, y su sobrino Esteban. Nos parecieron muy amables y educados, nos dieron dos besos, y pusimos rumbo a la casa rural.
Al ir detrás de ellos parecía todo más sencillo. Continuamos sin ver esa gasolina invisible de Silleda, pero sí vimos el desvío hacia Vilar y parque de bomberos que salía a la derecha. Continuando por esa carretera aproximadamente 1 kilómetro, pararon el coche y bajó la mujer. Nos dijo que ésa era su casa e iba a coger las llaves de nuestra casa rural. Tardó muy poquito en salir, y ya continuamos unos 500 metros más hasta la preciosa casa rural Casa de Campos en la que pasaríamos este fin de año.