Asistimos al espectáculo The Hole
El sábado compramos las entradas y hoy por fin asistimos al espectáculo The Hole en la Casa de Campo. El recinto se llama la carpa The Hole, cerca del lago, es bastante fácil de encontrar. Nosotros fuimos temprano porque íbamos preocupados por el aparcamiento y después no hay ningún problema ya que justo enfrente de la carpa tienen una gran zona reservada para aparcamiento y además gente con linternas que te guían.
El show empezaba a las 20:30. Una hora antes nos han dejado entrar. Era importante llegar temprano porque las entradas no eran numeradas y todos queríamos la mejor butaca dentro de la zona que habíamos adquirido. Antes de entrar al patio de butacas nos han tenido esperando en un hall que tenía posters gigantes de los actores. La espera se nos hizo un poco pesada, teníamos ya ganas de ver el escenario. Algunos aprovecharon para comprar perritos calientes o bebida.
A los 20 minutos nos han hecho pasar al patio de butacas. Nuestras entradas estaban en el bloque A2, la parte central más al fondo. Como hemos sido la segunda pareja en entrar al recinto hemos podido elegir los mejores asientos de la zona A2. Los asientos se fueron poco a poco poblando. No llegó a estar completo, pero sí había mucha gente. Hay que tener en cuenta que era miércoles.
A las 20:30 se apagaron las luces, una voz en off avisó de la prohibición de utilizar cámaras y videocámaras y también del eslogan «Lo que pasa en the hole… se queda en the hole…«. A partir de ese momento una mujer que estaba entre el público comenzó a apuntar con una pistola a algunos hombres del público mientras se desnudaba. Y comenzaron a salir 4 supuestos criados haciendo un juego de voces que parecían salidos de ultratumba. Me gustó mucho este número que anunciaba que The Hole iba a comenzar. Con estos dos primeros números el show comenzó con bastante fuerza.
Continuaba el maestro de ceremonias, que hoy lo interpretaba Quequé. No era de mis favoritos, de hecho me hubiera gustado mucho más ver a Paco León, pero debo reconocer que el papel lo interpretó estupendamente y cada vez que él salía las risas estaban aseguradas. Entre monólogo y monólogo de Quequé había actuaciones, acrobacias, y durante todo el espectáculo muchísima provocación. Si estás sentado cerca del escenario es fácil que en algún momento tú también formes parte del espectáculo.
Nuestra anécdota de la noche ocurrió con uno de los personajes, el Pony Loco, ¡vaya terremoto! A la hora de haber comenzado el show tuvimos un descanso de unos 20 minutos, en el que casi todos salimos hasta el bar porque estaban los personajes. Aunque podías hacerte fotos con ellos, nosotros no nos hicimos, pero eso sí estuvimos mirando a los que se las hacían, ya que en algunas había bastante provocación. Al volver a nuestros asientos primero tuvimos que entrar por un pasillo estrecho que daba acceso al recinto. Cuál fue nuestra sorpresa que al final del recinto estaba esperando el Pony Loco, un personaje muy muy hiperactivo, vestido con un taparrabos y patines. Agarró a mi chico, le dio un mordisco en sus partes, le dio la vuelta y simuló mantener relaciones sexuales con él. Yo boquiabierta por los meneos que le dio. Cuando se cansó le soltó y continuó con una chica que estaba a mi lado, mientras yo aprovechaba para escaquearme sin ser ni rozada.
El Pony Loco se pasó todo el descanso simulando tener relaciones sexuales con todo el que se le ponía a tiro y hay que decir que muchas chicas iban a hacerse fotos con él sabiendo lo que les esperaba. Como yo me libré debo reconocer que el momento fue divertido, nos reimos mucho. Tras el descanso el show continuó durante 1 hora más. En general el espectáculo fue muy entretenido sobre todo cuando había monólogos y canciones. Las acrobacias nos gustaron menos, porque no nos gusta el circo. Eso sí, si te estás planteando asistir a The Hole ven con la mente preparada para aguantar las provocaciones y los monólogos a veces soeces.
Salimos del recinto a las 11 de la noche. Nuestra segunda anécdota fue camino de casa, que llamamos al tele-kebab para que nos llevase unos kebab a casa. Calculamos mal el tiempo y terminó llegando antes que nosotros. Al pobre repartidor le pillamos cuando ya se iba de nuestra casa y conseguimos hacerle señales para que diera la vuelta. Al pobre repartidor se le notaba que se estaba aguantando las ganas de querer matarnos… ups.