Ascenso hacia la cascada negra Svartifoss
Para visitar la cascada Svartifoss hay que realizar una ruta de senderismo de 3 kilómetros ida y vuelta. Lo único que es en ascenso, entonces lleva aproximadamente hora y media. Nosotros en total estuvimos dos horas porque pasamos algún tiempo parados en la cascada, contemplándola y descansando del ascenso.
La ruta comienza en el centro de visitantes del parque nacional de Skaftafell. Primero pasamos por una zona de césped con multitud de tiendas de campaña, y a continuación comienza el ascenso a Svartifoss. El camino está señalizado y no hay mucha posibilidad de pérdida.
Durante el ascenso se pasa por otras dos cascadas. A mí en particular la subida me pareció mortal. Eran las 6 de la tarde y el día había sido muy intenso, con muchísimas visitas, y la verdad que estábamos agotados. Cuando creía que ya no aguantaba más, por fin apareció la cascada a lo lejos. Ni qué decir tiene que nos dio muchísimo ánimo verla a lo lejos.
Ascenso hacia la cascada negra Svartifoss
Aprovechamos para hacer algunas fotos de la cascada desde la distancia, y por supuesto para tomarnos unos minutos de respiro. Ya desde aquí llamaba la atención la negrura que rodeaba a la cascada y el contraste con toda la vegetación alrededor.
El último tramo de la ruta a partir de aquí es mucho más cómodo, y rápidamente llegamos hasta el puente que aparecía enfrente de la cascada Svartifoss. La cascada era estrecha y de 25 metros.
Cascada Svartifoss desde el puente
Desde el puente había un camino que se acercaba hasta la cascada, así que llegamos hasta el punto más cercano permitido. Nos dio pena no poder acercarnos más, y para colmo volvió la lluvia que fue intermitente durante todo el día.
Cascada Svartifoss desde el punto más cercano permitido
Desde este punto no había duda de por qué la cascada se llamaba Svartifoss, que en islandés significa cascada negra. La caída de agua estaba rodeada de columnas basálticas hexagonales y negras, de origen volcánico, que son las que daban el nombre a la cascada.
Estas columnas se han formado por un proceso de cristalización dentro de un flujo de lava al enfriarse de manera extremadamente lenta. Son muy similares a las columnas de basalto que habíamos visto en el monte Reynisfjall de la playa Reynisfjara en Vík. Hay quien dice además que esta cascada tiene forma de órgano. Lo que es cierto es que las columnas que rodean a la cascada es lo que hacen tan espectacular a Svartifoss y lo convierte en una visita imprescindible en Islandia.