Alemania día 9: Lago Constanza, Meersburg, Unteruhldingen, Salem
Lago Constanza y ciudad de Constanza
Nuestro octavo día de este viaje por la Selva Negra y Alsacia ya no tenía nada que ver con esas dos regiones y nos adentraba en el famosísimo lago Constanza. Cientos de veces hemos oído hablar de él por ser el lago más grande de Alemania y estar compartido por 3 países (Alemania, Austria y Suiza). Ya una vez allí comprobamos que su fama se debía también a la gran belleza tanto del lago como de las ciudades que alberga a su alrededor. Y eso que sólo conocimos parte del lago. Imagino que nos quedaron auténticas bellezas por conocer.
Nuestro primer contacto con el lago Constanza lo tuvimos entrando desde el norte, ya que veníamos de Schaffhausen en Suiza. El agua se adivinaba tras los árboles que bordeaban nuestra carretera pero no fue hasta llegar a la ciudad de Constanza cuando nos dimos cuenta de las dimensiones del lago. Constanza está en la punta de una especie de península que se interna de norte a sur dentro del lago Constanza y además para llegar a su casco histórico hay que cruzar el río Rin. También es la ciudad más grande del lago. De Constanza nos gustaron muchas cosas, no sólo las vistas del lago sino la mezcla de lo nuevo con lo viejo. Por un lado la ciudad estaba llena de antiguos monumentos, entre ellos edificios religiosos, fuentes y restos medievales. Incluso aún permanecen en pie varias puertas medievales de su antigua muralla.
Por otro lado tiene algunas zonas ajardinadas modernas con unos rincones bellísimos, fuentes modernas y también el puerto, que es además el puerto más importante de todo el lago Constanza.
Nos resultó muy curioso que desde el centro de Constanza comenzamos a caminar por unas calles hacia el sur y de repente pisamos Suiza.
Frontera Alemania-Suiza en Constanza
Ferry de Constanza a Meersburg
Una vez conocida la ciudad de Constanza nos hubiera gustado acercarnos a la Isla de Mainau. No lo hicimos porque creímos que nos llevaría muchísimo tiempo al tener que coger un barco. Así que lo dejamos para un futuro viaje por Constanza. Después nos enteramos que había un puente hacia la isla, así que es posible que pudiésemos haber entrado con el coche y hacer una visita fugaz a esta pequeña isla. Quedará para la próxima vez.
Así que una vez vista Constanza nos dirigimos al puerto en busca del ferry que nos llevaría a Meersburg. También se podía ir por carretera. pero de esta forma nos ahorrábamos muchísimos kilómetros y además a mí me encantaba la idea del ferry. Eso de entrar en un ferry con el coche siempre me ha resultado muy divertido. Me recordó a los múltiples ferries que cogimos recorriendo los fiordos noruegos. Pagamos 13,70 euros por 2 personas y 1 coche, y el viaje duró 15 minutos.
Ferry de Constanza a Meersburg
Llegada al hotel de Bermatingen
Aunque el ferry nos dejó en el puerto de Meersburg, en lugar de pararnos a conocer esta ciudad lo que hicimos fue ir hasta Bermatingen para hacer el check-in del hotel, ya que había que realizarlo antes de las 6. Así después tendríamos toda la tarde libre y no tendríamos que estar preocupados por la hora. Bermatingen estaba a sólo 15 minutos. Llegamos enseguida, aunque lo digamos «divertido» estuvo allí en la gasthaus que teníamos reservada, Landgasthaus Zollerstuben. En primer lugar estaba cerrada aunque sí había un portero automatico. Llamamos, explicamos que teníamos reservada una habitación y colgaron sin que entendiéramos lo que decían. Nos quedamos esperando unos minutos pensando que abrirían… y nada. Así que volvimos a llamar. Esta segunda vez comprobamos que la mujer no entendía nada de lo que decíamos, parece ser que no hablaba inglés. Y nosotros no hablábamos el suficiente alemán. Resumen: nos volvió a colgar. Tras esta segunda vez estábamos flipando. Que no entienda inglés bueeeno, pero que ni siquiera se moleste en saber quién está llamando a su hotel… ya que si hubiese salido a la calle le habríamos enseñado la hoja impresa y supongo que ahí habría sido más fácil. Pues la señora tranquilaza y/o maleducada nos tuvo ahí como media hora… nosotros echando rayos y centellas… y después nos atendieron de una forma bastante desagradable. Y no me vale la excusa de que es que eran serios porque eran alemanes. Una cosa es serio y otra maleducado y desagradable. Os podéis imaginar la puntuación y comentarios que pusimos del hotel… Al menos tras mucho perder el tiempo conseguimos hacer el check-in…
Meersburg
Con las maletas en el hotel ya teníamos el resto de la tarde libre para hacer lo que nos apeteciera, lo primero, comer. Así que ahora sí nos dirigimos a Meersburg y buscamos un restaurante. Una de las cosas que me gustó de esta ciudad es que había mucho restaurante para elegir, tanto en el paseo marítimo, como en la calle principal y en cualquiera de las callecitas más pequeñas. Terminamos eligiendo uno no muy caro en el que comimos una especie de pescado rebozado que aunque tenga aspecto de filete Pescanova estaba más fresco, y por su nombre en alemán se supone que era filete de salmón del lago. Se llamaba Seelachsfisch. Para no ser de mis comidas favoritas he de decir que no estaba mal.
Ya con el estómago lleno lo que más nos apetecía era dar un paseo. Qué mejor para ello que una ciudad tan bonita como Meersburg. Para muchos es la ciudad más bonita del lago Constanza. Aún mantiene su estructura medieval con un castillo imponente y calles que parecen de cuento. Es una ciudad de esas en las que disfrutas a cada paso que das.
La zona marítima también es realmente bonita.
Unteruhldingen
A 10 minutos de Meersburg encontramos un museo de palafitos al aire libre en Unteruhldingen. Nos resultó curiosísimo porque nunca habíamos visto un palafito más allá de verlo en algún programa de televisión como podían ser los palafitos caribeños de «Supervivientes». Y eso que la lluvia nos estuvo incordiando por momentos.
Salem
Antes de regresar a nuestra gasthaus en Bermatingen nos desviamos hasta Salem simplemente porque lo vimos anunciado y nos recordó a las brujas de Salem. Después al llegar allí nos sorprendimos al encontrar un recinto enorme perteneciente al monasterio o abadía de Salem en el que además había un palacio y residencias de estudiantes. No sé cómo será el otro Salem, desde luego el Salem alemán es sorprendente, eso sí sin brujas.
Visto Salem y habiendo disfrutado muchísimo con todas las visitas del día de hoy, felices nos fuimos a descansar y dormir.