Alsacia día 3: Colmar, Riquewihr, Haut-Koenigsbourg, Santa Odilia, Estrasburgo
Nuestro primer amanecer en Alsacia fue en la bella Colmar, lo único que estábamos en un hotel alejado del centro y la verdad nos hubiera encantado despertarnos con la vista de los canales al amanecer. No lo hicimos porque los hoteles con esas vistas tenían precios prohibitivos, así que tuvimos que conformarnos con haberlos disfrutado la noche anterior. Hoy tras abandonar nuestra minúscula habitación salíamos de Colmar hacia Estrasburgo, con muchas paradas en el camino. La primera de ellas esta estatua de la libertad de Colmar, homenaje a Bartholdi el autor de la original de Nueva York que nació en Colmar.
Estatua de la Libertad de Colmar
Bennwihr
A 20 minutos de Colmar pasamos por el pequeño pueblo vinícola de Bennwihr y paramos 2 minutos en un lateral de la carretera para fotografiar su iglesia ya que el tejado con su dibujo de rombos de colores nos había llamado bastante la atención.
Iglesia de San Pedro y San Pablo en Bennwihr
Riquewihr
A sólo 5 minutos de Bennwihr llegamos a la gran estrella de Alsacia, Riquewihr. Un pueblo rodeado de viñedos, con sus típicas casas alsacianas, coloridas, de entramado de madera y adornadas con flores, con una zona medieval con fortificaciones de los siglos XIII y XIV y aún hoy rodeada de murallas. En contra que tiene demasiados turistas, a favor que pasear por sus calles es una auténtica delicia. Nosotros lo disfrutamos durante hora y media. Además es un lugar ideal para comer, tiene muchos restaurantes.
Fuente en río Sambach y viñedos» title=»Fuente en río Sambach y viñedos de Riquewihr
Zellenberg, Bergheim y Thannenkirch
Desde Riquewihr continuamos nuestro camino hacia el norte de Alsacia. La carretera atravesaba pequeños pueblos con el mismo estilo alsaciano, en unos destacaban más sus casas floridas, en otros las torres de defensa y en otros la iglesia.
Casa con muñecos y flores en Zellenberg
Castillo de Haut-Koenigsbourg
A una hora de Riquewihr llegamos al majestuoso castillo de Haut-Koenigsbourg. La particularidad del castillo es que está construido sobre un espolón, además está muy bien conservado y te sentirás transportado a la Edad Media, por no hablar de sus vistas de la cordillera de los Vosgos. Para mí ésta es una de las visitas imprescindibles en un recorrido por Alsacia.
Espolón rocoso del castillo de Haut-Koenigsbourg
Chatenois
Al descender del castillo de Haut-Koenigsbourg nos encontramos con Chatenois, algo más grande que los otros pueblos que habíamos visto hoy, más ciudad y menos encanto aunque bastante patrimonio monumental entre el que destacan torres de defensa e iglesias.
Torre de las Brujas en Chatenois
Iglesia de San Jorge en Chatenois
Abadía del monte Santa Odilia
A 55 minutos desde el castillo de Haut-Koenigsbourg llegábamos a otro monte en el que en su cima a 763 metros de altura pudimos conocer una abadía conocida como Abadía de Hohenbourg o Abadía del Monte Santa Odilia. El lugar es muy bonito, tiene muchas dependencias y sobre todo me encantaron las capillas más pequeñas que tenían unos mosaicos increíbles, algunos incluso de oro.
Capilla Notre Dame en Abadía del monte Santa Odilia
Estrasburgo
Despues de la intensa jornada del día de hoy sólo nos quedaba nuestro último destino del día donde además dormiríamos 2 noches, la capital de Alsacia, Estrasburgo. Del monte Santa Odilia hasta Estrasburgo sólo había 40 minutos, aún así cuando entramos en Estrasburgo ya prácticamente estaba anocheciendo. Ver Estrasburgo de noche es realmente impresionante e imprescindible, sobre todo esta zona llamada de los Puentes Cubiertos o Presa Vauben (ya os contaremos en otro artículo el por qué de este nombre). Cerca de los canales hay muchos restaurantes, nosotros elegimos la «Brasserie Au petit bois vert» donde comimos un pollo típico alsaciano delicioso. Y con esto finalizábamos el día. Al día siguiente disfrutaríamos de Estrasburgo al completo y de día.
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Allí estuvimos en Semana Santa y nos encantó!
Sí la verdad que toda la región de Alsacia es muy bonita, a nosotros nos sorprendió muchísimo 🙂
Sí que hay estatuas de la libertad en el mundo, conocía la de París y la de Tokio, pero ésta no…
Siii, ésta es homenaje al autor de la original, Bartholdi, que nació aquí 😉