Dentro del cañón de Asbyrgi
El cañón de Asbyrgi fue uno de los puntos de Islandia que habíamos descartado de la ruta inicial planificada por su lejanía y que después sorprendentemente sobre la marcha decidimos visitar. En realidad fue motivado por la carretera 864, nos lo habíamos pasado tan bien hasta la cascada Dettifoss que no nos apetecía nada volvernos, así que decidimos hacer la ruta larga dando la vuelta al río Jökulsá por la parte norte y así de paso veíamos el cañón de Asbyrgi. Eso sí, nos supuso 2 horas de trayecto que después tuvimos que sacrificar en Myvatn, pero ¿y lo bien que lo pasamos?
El cañón es sobre todo famoso por tener forma de herradura. Aunque estando dentro del cañón de Asbyrgi es muy complicado ver la forma, al menos sí se imagina. El cañón se formó por la erosión provocada por inundaciones y derrumbamientos a causa de explosiones volcánicas. El camino en coche ya dentro del cañón nos llevó durante varios minutos por una carretera rodeada de muchísima vegetación y con las altas paredes del cañón a ambos lados de la carretera. Estábamos dentro de la herradura. Con el coche pudimos llegar hasta una zona habilitada para aparcamiento. Desde allí salían varias rutas y decidimos tomar el camino por el que vimos gente.
Entre las rutas de senderismo había de todo tipo, desde tranquilos paseos en llano, hasta algunos paseos subiendo o bajando con más o menos inclinación. Otra de las rutas inclus te llevaba a la parte alta del cañón.
El sendero que tomamos estaba completamente cubierto de vegetación así que no sabíamos muy bien si íbamos bien o mal, y ni siquiera qué íbamos a encontrar. Hasta que de repente el bosque abrió y llegamos a una plataforma sobre un estanque junto a las paredes del cañón. El paseo hasta aquí no fueron más de 5 minutos.
Las paredes del cañón se veían impresionantes, algunas de hasta 100 metros. Lo más sorprendente de todo, o más bien lo que más envidia nos dio, es que vimos gente arriba del todo, los que habían hecho la ruta larga que a nosotros ya no nos daba tiempo a realizar.
Entre la espesura de la vegetación también había algún mirador con gente.
Y muchos patos por todo el estanque.
El paisaje desde aquí era precioso, porque además había unas tonalidades de verdes brillantes e increíbles y el color del agua del estanque era espectacular, por los reflejos y la vegetación.
Esta zona me pareció especialmente bonita, fijaros en los verdes y en la transparencia del agua que permite ver las rocas y todo con reflejos verdes.
En la plataforma había unos bancos y mucha gente haciendo fotos y algunos simplemente disfrutando del paisaje, que bien lo merecía. Entre ellos encontramos a un fotógrafo con una maleta con todo tipo de accesorios y objetivos muy bien colocado, y cómo no, dijimos que cuando llegáramos a casa nos prepararíamos una maleta idéntica. Veremos qué pasará… de momento hemos disfrutado muchísimo de nuestra visita al interior del cañón de Asbyrgi.