Despertar gallego en Silleda
Despertar gallego en Silleda a las 8 de la mañana
Hoy hemos tenido un despertar auténticamente gallego en Silleda. A las 8 de la mañana nos despertaba el gallo. Después nos dijeron que tuvimos suerte de no haberlo escuchado antes, ya que parece ser que llevaba cantando desde las seis y media. Desde el ventanal de la habitación el cielo empezaba a verse azul, y no he podido evitar levantarme a hacer unas fotos.
Una hora más tarde, a las 9, ya estaba amaneciendo. En la habitación hacía muchísimo frío. La chimenea seguía encendida en la planta de abajo, pero la casa es muy grande y no da suficiente calor para las dos plantas. Estamos a 31 de diciembre.
En la planta de arriba tenemos un radiador eléctrico que dejamos apagado antes de acostarnos. Nada más despertarnos lo encendemos, y además para ducharnos lo trasladamos hasta el baño, ya que sin radiador nos resultaría imposible ducharnos, ¡qué frío hacía!
Desayunamos enfrente y muy cerquita de la chimenea, y después fuimos a la casa de los dueños de la casa rural, y terminamos en su cocina sentados en unos bancos alrededor de una mesa que incluía cocina de hierro con fuego debajo. La cocina era una pasada. La mujer nos ha dicho que seguramente nunca habíamos visto una cocina así, ¡cuánta razón tenía! Ha sido muy muy curioso verlo, y me he quedado con ganas de hacerle fotos.
Y de repente nos ha traído unos huevos acompañados del comentario “ya vereis como estos huevos no son como los de Madrid”. Cierto que no, eran gordos y frescos, fresquísimos. Más tarde cuando pudimos cocinarlos comprobamos que tenían un sabor increíble.
Ha sido muy curioso todo, hemos vivido durante unos minutos dentro de una familia gallega auténtica y realmente adorable. Lo que más nos ha llamado la atención es la calma con la que se tomaban todo. Parece que en Silleda lo que les sobra es lo que más nos falta a nosotros, tiempo y relax.