Un paseo lluvioso por Mosteiros
Después de comer en Mosteiros, salimos del restaurante con ganas de dar un tranquilo paseo por la localidad. En la calle del restaurante nos encontramos con un pequeño riachuelo que desembocaba unos metros más adelante en el Océano Atlántico.
Continuando por esta misma calle, a los 5 minutos nos encontramos con la plaza principal y la iglesia de Mosteiros. Se trata de un templo cristiano del siglo XV de nombre Iglesia de Nossa Senhora da Conceição (Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción).
Era la primera de muchas iglesias que vimos con la construcción típica de la Isla de Sao Miguel. Edificio blanco con unos detalles en hermosa piedra de basalto que son los que dan el color oscuro al templo. La torre tiene un campanario.
Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción
El interior de la iglesia es modesto, con un púlpito y un órgano de tubos.
Nave de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción
Al salir de la iglesia comenzaron a caer algunas gotas, así que el paseo que esperábamos tranquilo, no lo fue tanto. Como no sabíamos si la lluvia iría a más, y teníamos la experiencia de Ponta da Ferraria, nos subimos en el coche para terminar de recorrer Mosteiros.
Llegamos hasta el mar. El puerto pesquero consiste en una zona con pequeños barquitos de pesca.
Barquitos de pesca (jje)
Además nos encontramos con playas de arena y rocas negras formadas por la lava volcánica. Lo más llamativo de esta zona son las piscinas naturales que se han ido formando en estas rocas de lava junto al mar. Te puedes bañar, aunque nosotros no pudimos disfrutar de ellas por el mal tiempo.
Piscinas naturales de lava en Mosteiros
Comenzó a llover más fuerte y de nuevo en el coche terminamos de recorrer la localidad. Sólo nos quedaban las Islas de los Monasterios, esas enormes rocas que identifican la figura de Mosteiros. Cuando estábamos enfrente de ellas llovía tan fuerte que sólo pudimos fotografiarlas desde el coche, ni siquiera buscamos un mirador para poder contemplarlas mejor. Así que bajo una fuerte lluvia abandonamos Mosteiros, con la idea de volver otro día para ver atardecer, ya que es uno de los sitios de la Isla de Sao Miguel en los que se puede ver una bonita puesta de sol.