Ermita de San Frutos en las Hoces del Duratón

Quizás la Ermita de San Frutos no sería tan famosa si no estuviese ubicada donde lo está, pero lo cierto es que hoy día es una de las visitas más bonitas que puedes realizar en la provincia de Segovia, y más en concreto, en las Hoces del Duratón.

Algunos datos de la Ermita de San Frutos

Dónde está la Ermita de San Frutos

Está ubicada en pleno Parque natural de las Hoces del Río Duratón. Aunque todos pensamos que pertenece a Sepúlveda, porque es la localidad conocida por ser la puerta de entrada a las Hoces del Duratón, en realidad la Ermita de San Frutos pertenece a Carrascal del Río, también en Segovia. Aunque es cierto que Sepúlveda también está aquí presente, ya que el municipio de Carrascal del Río pertenece al partido judicial de Sepúlveda.

Si quieres saber cómo llegar a la Ermita de San Frutos, son las mismas indicaciones que ya te contaba en este artículo: ruta de la Ermita de San Frutos. Desde el aparcamiento hasta la ermita hay 950 metros que se recorren en diez minutos, en un paseo cómodo y muy gratificante.

Horario

Al parque natural puedes acceder a cualquier hora, con lo que podrías llegar al exterior de la ermita y alrededores siempre que quisieras. Pero el interior de la ermita no siempre está abierto. Cuando yo la visité, la ermita estaba abierta al público de 10:00 a 19:00 horas. Te recomiendo que consultes en la Casa del Parque de las Hoces del Duratón los horarios actualizados para estar seguro de cuándo abre la Ermita de San Frutos. Si estás interesado en asistir a misa, también es posible a unas horas determinadas.

Precio

La entrada a la Ermita de San Frutos es gratuita. Es cierto que la ermita es pequeña y se ve enseguida, pero he visto algunas ermitas similares en las que algo cobran, aunque sea 1 euro.

Quién fundó la Ermita de San Frutos

La ermita es de origen visigodo y como se puede adivinar por el nombre actual de la Ermita, su fundación se debe a San Frutos, Santa Engracia y San Valentín. Según cuenta la tradición, San Frutos nació en Segovia en el año 642 en el seno de una familia acomodada, descendiente de patricios romanos, y con grandes creencias religiosas.

El fallecimiento temprano de sus padres hizo que tomara la decisión de convertirse en un eremita, tras repartir sus numerosos bienes familiares entre los necesitados. En esta causa le acompañaron sus hermanos pequeños Engracia y Valentín, y los tres se alejaron de la ciudad en busca de la soledad.

En un primer momento se establecieron en cuevas naturales a orillas del río Duratón, pero después se afincaron en ermitas separadas entre sí para satisfacer aún más el deseo de soledad, penitencia y oración.

San Frutos falleció en el 715, a la edad de 73 años, en la Ermita de San Frutos, donde fue enterrado por sus hermanos. Tras la muerte de San Frutos ellos abandonaron el lugar y continuaron su vida ermitaña en el municipio de Caballar. Tiempo después allí fueron martirizados y decapitados por los musulmanes, dando lugar a la historia de las Cabezas Mágicas de Caballar ,y convirtiéndose ellos en los Santos de Caballar.

El priorato de San Frutos

Algunos siglos más tarde, en el año 1076, el rey Don Alfonso donó esta ermita o priorato al Monasterio de Santo Domingo de Silos, y su abad Fortunio ordenó la construcción de una iglesia en honor de San Frutos. Se comenzó a construir en 1093 y fue consagrada en el 1100 por el arzobispo de Toledo, Don Bernardo de Sedirac. El complejo se completó con un monasterio y un cementerio.

Visita a la Ermita de San Frutos

Puente de la Cuchillada

Para acceder a la ermita hay que cruzar este pequeño y estrecho puente de piedra que está sobre uno de los cortados de las Hoces del Duratón. Fue construido en 1757 aunque el nombre proviene de época anterior, de la época de San Frutos, ya que aquí tuvo lugar una de las leyendas que rodean al santo. Para ahuyentar a los musulmanes que pretendían darle muerte dibujó una raya en el suelo, y una profunda grieta se abrió en la tierra. Por este motivo el puente también es conocido como «La cuchillada del Santo«.

Al lado izquierdo de La Cuchillada quedan los restos de una escalera primitiva que fue tallada en la roca para bajar al fondo del cañón.

Puente de la Cuchillada y Ermita de San Frutos

Cruz de hierro

Unos metros más adelante y justo enfrente de la ermita podemos ver una cruz de hierro forjado sobre un pedestal de piedra. Se levantó en el año 1900 para conmemorar la gran peregrinación de ese año, y tiene grabadas siete llaves que corresponden a las siete puertas de Sepúlveda.

Tumbas antropomórficas

Antes de entrar a la ermita se pueden contemplar varias tumbas antropomórficas de piedra en los que se puede distinguir perfectamente la forma humana de los sepulcros. Son de la Alta Edad Media, de la época en que Fernán González hizo la reconquista de la zona, y posteriormente fueron reutilizadas por los monjes del priorato.

Tumbas antropomórficas de la Ermita de San Frutos

Entrada al complejo de la ermita

Llegamos a la entrada al complejo, sencilla. En la fachada podemos contemplar un acceso con forma de arco ojiva, el campanario y los ábsides. Justo a los pies del ábside están situadas las tumbas antropomórficas que mencionábamos anteriormente.

Entrada al complejo de la Ermita

Restos del Monasterio de San Frutos

Tras cruzar la entrada llegamos al recinto que en su día fue el Monasterio de San Frutos o Priorato de San Frutos. La planta baja la ocupaban la cocina, el refectorio, el gallinero, las caballerizas y el pajar. Y en la planta alta estaban las habitaciones de los monjes, que a través de una escalera podían acceder directamente al atrio del monasterio.

De todo esto, hoy sólo quedan restos. Quedan en pie las paredes del antiguo monasterio, y puedes pasear por el pasillo principal, que comunica con lo que fueron las estancias, hoy salas vacías y sin techo.

Restos del Monasterio de San Frutos

Restos del Monasterio de San Frutos

La iglesia

En muchas mejores condiciones que el monasterio se encuentra la iglesia de la Ermita de San Frutos. La construcción de la iglesia se inició en 1093 y se consagró en el año 1100. Es una iglesia románica levantada sobre restos de construcciones romanas y está construida en sillería.

Restos del Monasterio de San Frutos y entrada a la iglesia

La iglesia consta de una única nave de 8 metros de ancho con dobles arquerías ciegas a sus lados que se levantan sobre pequeñas columnas. Además se cubre por una bóveda de cañón en tres tramos y arco de triunfo rebajado. Al fondo de la nave está el ábside semicircular mayor, donde se sitúa el altar.

Iglesia de la Ermita de San Frutos

Capilla de la Ermita de San Frutos

En su día la ermita tuvo dos capillas laterales, pero hoy día sólo una permanece en pie. En algún lugar he leído que se llama Capilla del Evangelio. El retablo es barroco y se puede ver la imagen de San Frutos. Cuando se construyó la capilla, se trasladaron allí sus reliquias y las de sus hermanos, Santa Engracia y San Valentín, aunque ya no se encuentran aquí.

Capilla de la Ermita de San Frutos

Piedra del Santo

Debajo del retablo hay un sillar que es la famosa piedra de la Ermita de San Frutos, llamada Piedra del Santo. Según la tradición, la piedra sirve para pedir con fe a San Frutos por la curación de una hernia. Para ello debes pasar por las pequeñas puertecitas de los laterales, y agachado, andando en cunclillas o gateando, cruzar de una puerta a la otra. Si das tres vueltas a la piedra, se curan las hernias, y si das menos vueltas, desaparecen los dolores.

He de decir que muchos de los visitantes a la Ermita de San Frutos cruzaron de una puerta a otra para dar vuelta a la piedra, y Antonio también se atrevió a pasar, no porque tuviera una hernia, sino porque nos dijeron que había que dar tres vueltas (desconocíamos el motivo), y las dio. Yo sólo me asomé y me dio algo de claustrofobia porque es bastante estrecho, así que me quedé sin mis vueltas a la Piedra del Santo.

Piedra del Santo

Tumbas de los Santos

Por último salimos del complejo de la ermita hacia el borde del acantilado y nos encontramos con un pequeño cementerio. A su lado está la construcción en la que estuvieron las tumbas de los Santos: San Frutos, Santa Engracia y San Valentín. Hoy día se encuentran vacías puesto que las reliquias de los tres hermanos se trasladaron en primer término a la capilla de la ermita, y finalmente se encuentran en el retablo de los santos segovianos en la catedral de Segovia.

Tumbas de los Santos en las Hoces del Duratón

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Me llamo Cristina. Me apasiona la fotografía, viajar y escribir, así que en 2014 decidí combinar mis 3 aficiones, y surgió Los viajes de Wircky.

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