Parque del Laberinto de Horta en Barcelona
El parque del Laberinto de Horta era una de las visitas que tenía pendiente en Barcelona. Los primeros años que visité esta ciudad no lo conocí por desconocimiento de su existencia y los últimos años cuando ya me hablaron de él no había tenido tiempo de escaparme ya que siempre que voy a Barcelona es por trabajo con jornadas laborales bastante largas o bien estamos tan lejos que es muy difícil acercarse. Esta última semana aprovechamos que tuvimos que viajar a Barcelona en domingo y en lugar de ir a última hora viajamos por la mañana ya pensando en visitar este parque. El día salió redondo ya que sobre la marcha nos enteramos que además los domingos no se paga entrada al parque. Nada más llegar a Barcelona nos dirigimos a hacer el check-in del hotel y antes de comer visitamos el parque.
Cómo llegar al parque del Laberinto de Horta
Aunque el parque del Laberinto de Horta está en la zona norte de Barcelona por encima de la ronda de Dalt y algo alejado del centro, es muy fácil llegar hasta él en la línea L3 de metro. La parada es Mundet. La línea L3 es la que pasa por Plaza Cataluña, Paseo de Gracia o Diagonal por mencionar algunas de sus paradas más céntricas, desde aquí son 15 minutos de trayecto y otros 10 a pie hasta llegar al parque.
Si vienes desde otros destinos puedes consultar también las líneas de autobús 27, 60, 73 y 76 que te dejarán en el mismo lugar que el metro, a 10 minutos a pie del parque.
Localización del Parque del Laberinto de Horta en Barcelona
Recorrido por el parque del Laberinto de Horta
El parque nos sorprendió enormemente porque ni lo esperábamos tan grande ni con tantas cosas para ver. Nada más entrar nos acordamos del Parque del Capricho de Madrid porque encontramos muchas analogías: parque de nobles, con palacetes, templetes, bonitos jardines y esculturas similares. Os invitamos a nuestro recorrido por este parque que además de ser muy bonito es ideal para un relajante paseo, también es el jardín histórico más antiguo de la ciudad de Barcelona. Esperamos acercarte a conocer este bonito y algo desconocido parque a través de nuestras fotografías.
Palacio Desvalls
Nada más entrar al parque encontramos el antiguo palacio Desvalls, palacio de estilos neoárabe y neogótico en el que vivió la familia noble que encargó la creación de este parque, la familia Desvalls. En la parte posterior del palacio encontramos la torre Subirana, una antigua torre medieval de defensa.
Enfrente del palacio encontramos esta escultura animal que aunque no podía verse en su totalidad porque estaba cubierta por la vegetación, representaba a un perro en la parte alta y a un pelícano en la baja.
Jardín de los bojes
Rodeando el palacio llegamos hasta la Plaza de los Leones, llamada así por los dos leones que franquean la puerta de acceso al jardín. Los leones apenas se ven, el izquierdo algo más pero el derecho está completamente cubierto de vegetación y tan sólo podemos adivinar su forma.
El jardín al que nos asomamos todos los turistas es el bonito jardín de los bojes (jardí dels boixos), llamado así por los arbustos que forman mayoritariamente este jardín.
Jardín doméstico
Junto al jardín de los bojes encontramos el Jardín doméstico, menos espectacular pero con gran riqueza de árboles incluyendo una encina y un madroño centenarios, un cedro del Himalaya y un tilo.
Junto al paseo encontramos algunas de las muchas esculturas que posee el parque y que como no tienen cartel indicando lo que son, en la mayoría nos quedamos con ganas de conocer a quién representaba.
Jardín de los musgos y pequeño laberinto
Al final del camino en el que íbamos rodeados de estos enormes árboles encontramos una escalinata y en la parte baja de la escalinata esta fuente antigua.
A partir de aquí había dos caminos, subiendo por la escalinata o bien tomando un camino a la derecha que es el que elegimos y nos llevó hasta el jardín de los musgos y un pequeño laberinto. Después supimos que la escalinata llevaba hasta los jardines del laberinto principal. También en este pequeño laberinto hay un pequeño manantial, la fuente del minotauro.
Jardín de los musgos y pequeño laberinto
Canal romántico
A continuación del jardín de los musgos llegamos a una bonita zona con un pequeño estanque y patos que parecen llamar la Isla del amor.
Isla del amor en el Canal romántico
Desde esta isla del amor partía el canal romántico. Bordeando el canal llegamos hasta un puente en el que podíamos optar por cruzarlo o bien tomar el camino hacia la izquierda para retomar el camino que nos habíamos saltado desde la fuente antigua.
Laberinto
Al tomar el camino que salía a la izquierda por fin nos encontramos con el laberinto principal. El laberinto se veía bastante grande desde la parte alta en la que nos encontrábamos. En esta parte alta además había un templete de columnas toscanas que guardaba la preciosa estatua que representaba a Ariadna.
Laberinto desde el templete de Ariadna
En el extremo opuesto al templete de Ariadna se encontraba el templete de Danae. En medio de los dos templetes había dos fuentes y dos escalinatas, una que llevaba al palacio neoclásico y la otra que descendía al laberinto.
Se notaba que esta zona era la parte del parque más concurrida por turistas e incluso por novios. Nos encontramos con una pareja haciéndose las fotos de la boda. Repitieron varias veces la salida del laberinto hasta encontrarse mientras eran fotografiados.
Novios encontrándose en el laberinto
Dentro del laberinto
En lugar de tomar esta entrada del laberinto, descendimos por un lateral y tomamos la entrada de la parte sur. Nos sorprendió encontrar este monumento que recordaba la visita de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia en 1908.
Monumento que recuerda visita de Reyes
Monumento a la entrada al laberinto
Cuando entramos en el laberinto nos encontramos con caminos rodeados de setos de ciprés y mucha gente sobre todo niños que jugaban a intentar salir de él. Al principio pensábamos que sería muy sencillo no perdernos pero cuando tomamos dos caminos erróneos que finalizaban sin salida y tuvimos que dar la vuelta, nos dimos cuenta de que salir no sería tan sencillo.
Fue muy divertido encontrarse con gente que iba tan perdida como nosotros. Algunos incluso decían que llevaban 10 minutos dando vueltas. Al encontrar la estatua de Eros pensamos que ya habíamos salido y sólo estábamos en el centro del laberinto. Y perdidos. Imposible orientarse desde aquí.
Aún necesitamos varios minutos más para salir de él por el mismo lugar por el que minutos antes había salido la pareja de novios, frente al estanque.
Gruta de Eco y Narciso
Al salir del laberinto no sólo encontramos el estanque, también la gruta de Eco y Narciso, una bonita gruta bajo la escalinata de la que caían finos hilos de agua.
Estanque y Gruta de Eco y Narciso
Pabellón neoclásico
Tras subir la escalinata del laberinto continuamos subiendo por la siguiente escalinata que es la que estaba en medio de los dos templetes y nos llevaría hasta el pabellón neoclásico dedicado a Carlos IV.
Escaleras al pabellón neoclásico
Durante la subida nos encontramos estos dos bustos y una placa conmemorativa de la visita de los reyes y príncipes en el año 1802.
Escultura en pabellón neoclásico
Escultura en pabellón neoclásico
Placa conmemorativa visita Reyes
En la parte de atrás del pabellón neoclásico encontramos otro estanque y algunas figuras curiosas como ésta que parecía representar una mezcla de serpiente y pez.
Estanque del Pabellón neoclásico
Figura animal en estanque del pabellón neoclásico
Fuente de la Ninfa Egeria
Unos metros más y llegamos al final del parque con esta fuente que representaba a la ninfa Egeria y un pequeño estanque totalmente cubierto de vegetación.
Puerta china
Desde la fuente de la Ninfa Egeria emprendimos el camino de vuelta hacia la salida del parque. Aún pudimos ver algún otro busto y también una puerta por la que habíamos pasado al inicio pero como veníamos observando el Palacio Desvalls no nos percatamos de su presencia: la puerta china. Y en verdad si te fijas identificas en ella los rasgos de la arquitectura oriental.
Atravesamos la puerta y encontramos más jardines con un pequeño estanque.
Falso cementerio
Desde el estanque encontramos un cartel que señalaba un camino hacia el falso cementerio. El camino consistía en unos escalones que descendían hasta esta zona con bancos. Olía a humedad. Nos quedamos con ganas de saber por qué lo llamaban así.
En esta zona del falso cementerio también estaba la llamada cabaña del ermitaño.
Escultura en Cabaña del ermitaño
Jardín romántico
Salimos del falso cementerio por los escalones que se encontraban a la izquierda de la cabaña y entendimos por qué olía a humedad. El canal corría al lado y además había alguna zona con el agua estancada.
Encontramos más jardines y un enorme espacio ocupado por estas plantas que me recordaban a las plantaciones de maíz aunque por supuesto no lo eran.
Al final de este jardin, la fuente romántica grutesca.
A partir de aquí ahora sí regresamos satisfechos a la entrada del parque y dábamos por finalizado nuestro recorrido por el parque del Laberinto de Horta. ¿Conocías este parque de Barcelona? ¿Qué te ha parecido?
Pingback: Rincones desconocidos de Barcelona - Los viajes de Wircky
Me ha gustado mucho. Este tipo de rincones un tanto escondidos y que te envuelven en una atmósfera mágica me encantan.
¡Tomo nota para la próxima vez que vaya a Barcelona!
Un saludo.
La verdad que sí es un lugar escondido y mágico, a nosotros nos encantó y no es tan conocido. Gracias por comentar!
Que bien me hubiese venido leer esta entrada unas semanas antes… Creo que estuve al lado y no sabía de qué existía este parque. Me lo apunto para la próxima visita a Barcelona.
¡Muy buenas las fotos!
Muchas gracias! Apúntatelo porque merece la pena! Ya nos contarás 😉
Wow!!!! Menudo reportaje fotográfico! Tengo buenos recuerdos del laberint porque allí estuvimos con mi hijo cuando tenía tres años a grabar un video para felicitar a su mamá para el día de la madre.
Un sitio encantandor y normalmente, no masificado.
El parque pide fotos 😉 Había muchos niños en la zona del laberinto, me gustó porque el parque era tranquilo y se podía pasear en muchas zonas casi en solitario. Nada que ver con el Parque Güell por ejemplo, que es demasiado bonito pero imposible disfrutarlo de tantísima gente…